Los cuerpos de agua en el Estado de México han pasado de ser espejos de agua cristalina a cuerpos turbios con tonos amarillos, grises y negros, debido a la contaminación.
La presencia de desechos industriales, aguas residuales y basura doméstica han alterado patrones y ciclos de lagos, canales y ríos mexiquenses.
De acuerdo con el semáforo de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el 80 por ciento de presas y ríos mexiquenses se encuentran en rojo, es decir albergan niveles altos de metales pesados y residuos orgánicos, un riesgo para la salud de los mexiquenses.
Prácticas como descargas industriales sin tratamientos previos, filtración de fertilizantes y pesticidas por uso agrícola no solo ponen en riesgo al vital líquido, sino también a la diversidad de plantas y animales.
Expertos en Ciencias del Agua como la maestra Verónica Martínez señalan que es obligatorio invertir en la construcción y mejora de plantas de tratamiento de aguas residuales.
Gobiernos, sociedad civil e industrial deben de ser conscientes que los cuerpos de agua no son vertederos de desechos y descargas.