El robo de medicamentos se ha convertido en una de las principales amenazas para la cadena de suministro en México.
Más allá de representar pérdidas económicas millonarias, este delito tiene consecuencias directas para la salud pública, pues los productos sustraídos suelen almacenarse en condiciones inadecuadas o ser manipulados antes de llegar al mercado negro.
De acuerdo con datos de la empresa especializada en gestión de riesgos Overhaul , durante 2025, el robo de carga farmacéutica aumentó de forma preocupante. Entre enero y julio, los medicamentos representaron el 76 por ciento de los hurtos, con mayor incidencia en el Estado de México con 33 por ciento, Puebla 29 por ciento y Guanajuato 17 por ciento.
Además del robo en tránsito, se ha detectado la sustracción de medicamentos dentro de hospitales públicos, los cuales son revendidos en farmacias privadas o en el mercado informal.
Muchas personas, aun conscientes de que se trata de medicinas robadas, las adquieren porque representan un costo menor, sin considerar que esto pone en riesgo su salud.
Estos productos suelen estar manipulados, caducos o almacenados en condiciones inadecuadas antes de llegar al consumidor, lo que hace prácticamente imposible garantizar su trazabilidad y calidad. Además, su ingreso al comercio informal y a redes ilícitas de distribución obstaculiza los esfuerzos del sistema de salud para asegurar tratamientos seguros y eficaces para la población.
Desde 2024, la COFEPRIS ha reforzado sus anuncios y alertas sanitarias para advertir sobre el robo y la venta ilegal de medicamentos, además de exhortar a la población a evitar comprarlos fuera de establecimientos autorizados. En 2025, la dependencia mantiene esta estrategia activa con la publicación de nuevas alertas sobre lotes robados y falsificados.