En el Estado de México, el envejecimiento de la población ya es una realidad visible. Según datos del INEGI de 2020, se contabilizaron 850 mil 358 personas entre 40 y 44 años y 794 mil 241 entre 45 y 49 años, solo por mencionar dos de los grupos etarios que conforman la base de adultos que se acercan a la madurez.
En este sector, cada vez más personas buscan alternativas para mantenerse jóvenes, activas y saludables por más tiempo.
Uno de los caminos más transitados son los suplementos antiedad, un mercado en expansión que promete prolongar la vitalidad y ralentizar el paso del tiempo. Entre los más consumidos se encuentran la vitamina D, el magnesio, los omega-3 y los potenciadores de NAD+, compuestos que han ganado terreno entre quienes buscan prevenir el deterioro físico y cognitivo.
Las redes sociales y el marketing de influencers también han contribuido a este auge. Figuras mediáticas como las Kardashian han convertido los suplementos en parte de un estilo de vida aspiracional.
Sin embargo, detrás de esta fiebre por lo antiedad se esconde una dinámica más compleja. Para la especialista en estética integral, Aiide Córdoba, esta moda refleja tanto una mayor conciencia sobre la salud preventiva como una industria que "capitaliza con gran habilidad las inseguridades de la población".
En la carrera contra el tiempo, no todo lo que brilla es oro. Ante la creciente oferta de suplementos, los especialistas sugieren detenerse a reflexionar y hacerse algunas preguntas clave antes de tomar cualquier decisión:
Los suplementos pueden ser aliados, pero nunca sustitutos de lo más importante: un estilo de vida integral y consciente que entienda el paso del tiempo no como enemigo, sino como parte natural de la vida.