En el Estado de México, como en muchas otras regiones, los espacios digitales se han convertido en una prolongación natural de la vida offline, lo que ha dado lugar a nuevas manifestaciones de la violencia de género.
De acuerdo con el informe "Frente al Amor Tóxico Virtual: Un año de la Línea de Apoyo contra la Violencia Digital", elaborado por el colectivo "Luchadoras", en México, 9 millones de mujeres han experimentado algún tipo de ciberacoso.
Las cifras revelan que: el 59.4% de los agresores de hombres son hombres, y el 53.3% de los agresores de mujeres también son hombres, indicando que la violencia machista es un fenómeno predominantemente perpetuado por hombres contra mujeres y otros hombres.
A nivel estatal en el Estado de México, un 15.7% de las mujeres han sufrido violencias a través de las redes sociales. Esta cifra se eleva significativamente hasta el 44.3% en las mujeres más jóvenes, quienes conforman un grupo particularmente vulnerable a las violencias digitales de cariz sexual.
Los impactos de estas violencias digitales son profundos y variados. A nivel personal, afectan gravemente la salud mental y física de las víctimas. En casos extremos, han llevado a situaciones de violación o suicidio.
Socialmente, estas violencias pueden generar aislamiento y exclusión de las redes relacionales, deteriorando las oportunidades educativas, laborales y económicas de las víctimas.
Las plataformas digitales deben adoptar medidas más estrictas para proteger a sus usuarios, mientras que la sociedad en general necesita una mayor concienciación para entender que la violencia no se limita al ámbito físico, sino que también permea y se amplifica en el digital.