Se acerca el Día de Muertos y, personalmente, es la temporada que más me emociona del año.
Me gusta que Toluca se transforme en un escenario lleno de colores, aromas y sabores que despiertan la memoria, la alegría y más si es entre familia y amigos.
En esos rincones de la ciudad cobran vida, las artesanías y la decoración es un homenaje dulce a nuestra identidad.
La plaza González Arratia y la Catedral de Toluca se han convertido en ese escenario lleno de vida y tradición con catrines y catrinas que llenan de cultura.
Los colores del cempasúchil, los lazos, el papel picado, el puente decorado con Catrinas y las tradicionales figuras de "xolos-escuitles" nos recuerdan que esta feria no es solo un evento, es una fiesta visual, sensorial y espiritual.
Pero lo que verdaderamente endulza el alma es la Feria del Alfeñique en sí mismo: los artesanos que trabajaron con dedicación esas figuras de azúcar, chocolate y otras delicias que se convierten en objetos de ofrenda.
Año tras año, La Feria del Alfeñique nutre nuestra vida, nuestra memoria y nuestras emociones: es una invitación a ser parte de algo dulce, colorido y compartido.
Así que toma tu cámara, invita a tus amigos, trae tus ganas de sonreír y vivamos juntos esa magia rumbo a Día de Muertos