Entre lo insalubre, olores fétidos, presencia de insectos y enfermedades es como cientos de personas del Estado de México han tenido que aprender a vivir por las inundaciones que han dejado viviendas afectadas y sistemas de drenaje colapsados.
En municipios como San Mateo Atenco, Lerma, Ocoyoacac, Toluca y la zona oriente del Estado de México cientos de hogares afrontan una triste realidad: inundaciones persistentes de aguas negras que invaden calles y viviendas.
La omisión de autoridades municipales y estatales es evidente para los pobladores: denuncian falta de drenaje eficiente, desazolve insuficiente, nula respuesta ante emergencias y abandono institucional.
Aunque autoridades municipales reiteraron trabajos, hoy se sabe que fueron insuficientes, así lo evidenció el Río Lerma, que dejó ver la presencia de basura, lirio acuático afectando a las personas más vulnerables, aquellos que han perdido su patrimonio.
Los efectos ya son visibles: proliferación de mosquitos, olores fétidos, enfermedades gastrointestinales y de la piel, condiciones insalubres que se convierten en rutina para los afectados.
En San Pedro Tultepec, alrededor de 200 viviendas han sido rodeadas por desagües colapsados, con niveles de agua que superan el metro, lo que obliga a los vecinos a usar lanchas o vehículos especiales para salir de sus casas.
O en San Pedro Cholula, 363 viviendas afectadas donde la problemática de aguas negras e inundaciones es común con drenajes deficientes, por lo que es posible que esa localidad comparta conflictos similares.
José Manuel Salmón, experto hídrico sostiene que las inundaciones pudieron ser menores, sin embargo existió omisión para desazolvar en temporada de estiaje más de 27 kilómetros del Río Lerma.
Los residentes han aprendido a convivir con esa indiferencia, pero vivir entre aguas negras no debería ser destino inevitable: se necesita responsabilidad pública, vigilancia ciudadana y acciones urgentes para reparar daños y recuperar la salud pública.