El Programa Mundial de Alimentos (PMA) lanzó una advertencia que no deja espacio para la ambigüedad: 2026 será uno de los años más difíciles en términos de seguridad alimentaria
La proyección es contundente: más de 318 millones de personas enfrentarán niveles de hambre de crisis o peores, una cifra que duplica la registrada antes de la pandemia
Pero mientras las necesidades crecen, los recursos se encogen. El organismo calcula que solo podrá atender a 110 millones de personas -apenas un tercio de quienes requieren ayuda urgente- debido a la caída del financiamiento internacional.
De los 13 mil millones de dólares necesarios para operar plenamente, solo espera recibir alrededor de la mitad
Un escenario global cada vez más frágil
Conflictos prolongados, climas extremos y una economía mundial marcada por la inestabilidad son los factores que, según el PMA, están profundizando la emergencia.
Su directora ejecutiva, Cindy McCain, destacó que las hambrunas simultáneas en Gaza y partes de Sudán ilustran un deterioro que ya atraviesa fronteras y regiones. El panorama no es nuevo, pero se ha vuelto más persistente: el hambre se "arraiga" incluso en lugares donde antes era temporal.
Durante 2025, el organismo logró impedir que varias comunidades cruzaran el umbral del desastre, pero la tendencia apunta a un 2026 más complejo
América Latina: entre choques climáticos y vulnerabilidad persistente
En América Latina y el Caribe, el impacto del cambio climático se entrelaza con tensiones económicas que empujan a más hogares a la inseguridad alimentaria. El PMA identifica 40,8 millones de personas en situación de hambre, y de ellas, 14,2 millones requieren asistencia inmediata.
Los países del Corredor Seco centroamericano -Honduras, Guatemala y El Salvador- encadenan pérdidas de cosechas que agotan reservas familiares. En el Caribe, Haití enfrenta el doble golpe de crisis climática y deterioro de la seguridad interna. En Sudamérica, inundaciones, sequías y la volatilidad económica afectan a zonas rurales de Bolivia, Perú, Paraguay y Argentina.
La agencia advierte que la reducción de fondos pone en riesgo programas esenciales como transferencias monetarias, apoyo nutricional y distribución de alimentos
Hacer más con menos
Para enfrentar este panorama, el PMA planea fortalecer el uso de tecnología, alianzas con el sector privado y estrategias que combinen asistencia inmediata con resiliencia a largo plazo.
La meta es simple pero enorme: evitar que la falta de recursos se traduzca en vidas en riesgo.
De cara a 2026, el organismo insiste en un mensaje claro: sin un compromiso internacional sostenido, la meta de alcanzar el hambre cero se alejará aún más para millones de familias en el mundo -y especialmente en América Latina