Polémica y amenazas rodean espectáculo de Bad Bunny en 2026

La confirmación de Bad Bunny como artista principal del medio tiempo del Super Bowl 2026 ha detonado una ola de reacciones que van más allá de lo musical

Desde la administración de Donald Trump hasta comentaristas conservadores, las críticas se han acompañado de advertencias hacia la comunidad latina. Corey Lewandowski, funcionario del Departamento de Seguridad Nacional, adelantó incluso que ICE desplegará agentes durante la celebración.

El enojo no surge de la nada. El propio Benito Antonio Martínez Ocasio había explicado meses atrás que evitó incluir a Estados Unidos en su gira DeBí TiRAR MáS FOToS para proteger a sus seguidores de posibles detenciones migratorias.

Esa decisión lo convirtió en blanco de críticas de simpatizantes de MAGA, quienes lo acusan de "odiar a Estados Unidos"

Voces conservadoras en contra

La controversia se amplificó con los comentarios del influencer Benny Johnson, que lo tildó de "enemigo de Trump y sin canciones en inglés".

La expiloto Danica Patrick también se sumó al debate, cuestionando que se permitan presentaciones en español en uno de los eventos televisivos más vistos del país.

Otros activistas como Robby Starbuck acusaron a la NFL de politizar el espectáculo al elegir a un cantante que ha sido crítico con Trump y que, según ellos, no representa la esencia del fútbol americano

El trasfondo político del artista

Bad Bunny no ha ocultado su postura. Respaldó a Kamala Harris en 2020 y ha convertido su música en un vehículo de mensajes sociales, especialmente en torno a la comunidad latina y los migrantes.

Sus videos y letras lo han colocado como una voz incómoda para los sectores más conservadores de EE.UU.

Mientras los detractores enfocan sus críticas en lo ideológico, lo cierto es que la NFL mantiene la apuesta.

El próximo 8 de febrero de 2026, en el Levi?s Stadium de Santa Clara, California, el puertorriqueño hará historia como el primer artista latino en encabezar en solitario el show de medio tiempo. Un logro cultural que, lejos de apagar el debate, parece haberlo encendido con más fuerza