2026: Más impuestos, menos servicios


Más impuestos, más carga para todos

El proyecto fiscal para 2026 aspira a recaudar 5.8 billones de pesos ? 357 mil millones más que en 2025.
Ese monto implica que, en promedio, cada mexicano pagará 2,743 pesos extra, para un total per cápita aproximado de 44,838 pesos.
Desde la retórica oficial, esa carga busca fortalecer las finanzas públicas. Pero la pregunta persiste: ¿para qué sirve, si los servicios no se fortalecen?



Golpes al bolsillo: IEPS, aranceles y vida cara

El aumento recae en productos de consumo cotidiano: aranceles y el llamado impuesto sobre producción y servicios (IEPS). Los aranceles se disparan 62%, mientras que el IEPS también sube 3.1%.
En tabaco, la tasa ad valorem pasa de 160% a 200%. El efecto visible: por cajetilla, el impuesto rondará entre 60 y 70 pesos más.
Los refrescos no escapan: el gravamen por litro saltará de 1.6 a 3 pesos.
Incluso los videojuegos violentos serán objeto de un nuevo impuesto, del 8%.


Se prevén aumentos de tarifas a turistas extranjeros, museos y zonas arqueológicas.
Aunado a esto, en aduanas se buscará mejorar el cobro: aunque la tasa promedio declarada es de 8.4%, actualmente sólo se está cobrando en promedio 2.9%.
Como advierte el economista Mario Di Costanzo:
"El gobierno gastó mucho cuando no debía y en lo que no debía? y ahora estamos pagando las consecuencias."
Y agrega con crudeza:
"El consumo no se va a restringir ? lo único que vamos a hacer es golpear más la economía de las familias."
El escenario es claro: más impuestos, precios más altos, menor margen de consumo para millones de hogares.

¿Recaudación extra? Insuficiente ante las necesidades
Los ajustes buscan sumar aproximadamente 270 mil millones de pesos extra, lo que representa apenas 0.7% del PIB.
Un monto que expertos califican como irrelevante frente a las carencias en salud, educación, seguridad e infraestructura.

Para Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), encabezado por la investigadora Judith Méndez Méndez, ese ingreso adicional es claramente "relativamente pequeño para todas las necesidades que tenemos".
Mientras tanto, la mayor parte del gasto público sigue comprometida a obligaciones rígidas: pensiones, nóminas y deuda. Eso deja mínimo margen para inversión social y mejoras reales.

 

Gasto anunciado: impresionantes números? con promesas vacías

El gobierno proyecta un gasto histórico de 10.1 billones de pesos en 2026, financiado por impuestos y deuda. Pero los recortes y prioridades cuestionables, advierten analistas, harán que el beneficio social sea mínimo:
En salud, se destinan 996 mil millones de pesos, equivalentes al 2.6% del PIB. Muy por debajo del 6% recomendado por organismos internacionales.
Del lado del instituto de seguridad social, IMSS verá sus cuotas obrero-patronales subir de 710 mil millones a 774 mil millones. Pero, como alerta Di Costanzo:

"El IMSS va a tener un presupuesto de 1.5 billones? pero de esos, el 75% es para pensiones, 20% a servicios personales y solo 5% a inversión".

Resultado: más dinero, pero casi nula inversión en infraestructura o atención real.

En educación, el presupuesto asignado es de 1.2 billones, apenas 3.1% del PIB. Y los recursos para media superior, superior y posgrados se reducen. El único incremento leve es en gasto por estudiante en educación básica, según Méndez.

En seguridad, los gobiernos estatales y municipales recibirán solo 2,010 millones, una cifra irrisoria frente a los 18,500 millones que se destinaban en 2014.
El patrón emerge con claridad: cifras grandes, promesas voluminosas? pero cuando se analiza la distribución, el gasto social real sigue menguando.

Deuda y prioridades: PEMEX, trenes y CFE antes que servicios esenciales

Para financiar parte del gasto, se planea contratar hasta 1.7 billones de pesos de nueva deuda en 2026. El costo en intereses: 1.3 billones ? ya superior a toda la inversión proyectada (1.25 billones).
De ese presupuesto de inversión, casi 80% se destinará a empresas y megaproyectos como PEMEX, trenes y la CFE. Servicios básicos: salud, educación, seguridad ? los grandes olvidados.
Como señala Judith Méndez:

"Han estado recortando recursos cada vez más para inversión física y obra pública? eso tiene repercusiones en el crecimiento económico del país."

El mensaje es brutal: la apuesta del gobierno no es el bienestar social, sino el mantenimiento de estructuras y proyectos estratégicos. Y el ciudadano común vuelve a pagar la factura.

 

Conclusión: 2026, un año de carga fiscal? y de desesperanza

La estrategia fiscal de 2026 no solo exige mayor carga al ciudadano ? también confirma un modelo donde las promesas de bienestar se diluyen en la burocracia, la deuda y los privilegios.
Más impuestos, más gasto, más deuda. Pero no mejores hospitales, no mejores escuelas, no más seguridad real.
El Estado asfixia al contribuyente con cifras: 5.8 billones de ingreso proyectado, 10.1 billones de gasto anunciado, aranceles 62%, IEPS, aumentos en impuestos a consumo cotidiano? Pero el resultado tangible será exactamente el mismo que hoy: servicios limitados, inversión social mínima, prioridades distorsionadas.

La gran pregunta que la ciudadanía debe hacerse es directa:
¿Para qué pagar más, si no hay garantía de recibir algo mejor a cambio?


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