El día en que Torreón ascendió a categoría de ciudad, los fundadores no sabían que en 118 años el panorama iba a ser complicado y sombrío.
El 15 de septiembre de 1907 Torreón pasó de villa a ciudad. En aquel momento contaba con poco más de 26 mil habitantes y era una de las regiones que ofrecía los mejores salarios del país para jornaleros. El auge algodonero permitió que se pagaran 2 pesos diarios, cantidad suficiente para costear la vida. Hoy, a 118 años de distancia, la realidad es contrastante.
"Los salarios son muy bajos en comparación a los de la canasta básica o a las rentas, entonces por eso muchas veces no alcanza con un sueldo por eso muchos optamos por tener roomies", comentó Julia, ciudadana torreonense.
Una ciudad que progresó muy rápido. Su población comenzó a crecer hasta superar los 720 mil habitantes, es decir, 27 veces más que cuando la villa de Torreón se convirtió en ciudad. Pero la calidad de vida no mejoró. La lógica neoliberal pauperizó la vida de las y los torreonenses.
"Desafortunadamente 7 de cada 10 trabajadores en términos prácticos está ganando entre 1 y 2 salarios mínimos al mes, lo que nos posiciona como la sexta zona metropolitana del país, de acuerdo al INEGI, con los rangos salariales más bajos.", comentó Luis Alfredo Medina, coordinador de investigación del Consejo Cívico de las Instituciones Laguna.
En 118 años Torreón se erigió como un importante nodo industrial para el noreste del país, particularmente por la actividad lechera y minera, pero sus administradores no han logrado que ese desarrollo se refleje en los bolsillos de sus habitantes.
"Que significa que están en condiciones críticas de ocupación, que cada vez hay más trabajadores laborando de lunes a domingo, es decir los 7 días de la semana, a cambio de un salario muy bajo", agregó Medina.
En 118 años Torreón dilapidó su herencia cultural. La arquitectura de muchas de las construcciones del centro de Torreón demuestra que las influencias árabes y europeas eran latentes, pero hoy, muchas de ellas, no son más que ruinas.
"El centro de Torreón tiene más de 500 inmuebles y predios abandonados y es la consecuencia de un proceso de declive urbano que se ha venido dando desde hace décadas", opinó Julián Mejía, presidente de Renacer Lagunero.
Más que felicitar, estos 118 años de Torreón como ciudad deben ser una oportunidad para reflexionar y repensar a una región que hoy somete a sus habitantes a una vida llena de complicaciones.