Alberto Escajeda, psicoterapeuta y tanatólogo, desarrolló una carrera sólida: tenía tres consultorios, impartía clases en universidades, ofrecía conferencias y editaba libros. Sin embargo, una denuncia por un delito que dice, no cometió, lo llevó a prisión durante tres años. Ese periodo marcó un alto definitivo en su vida profesional y personal.
"Era una persona muy técnica, muy centrada en lo psicológico y creí que llevaba muy bien mi vida porque a mis 24 años ya yo estaba ganando bastante dinero más que incluso profesores que yo respetaba, entonces eso me hizo subirme en un ladrillo, la soberbia me abordó sin darme cuenta, no era una soberbia de yo soy más, sino de yo mucho y ya después de este golpe me di cuenta que no sé nada sobre la vida", contó Escajeda.
El sistema penitenciario lo quebró, lo confrontó con su propia fragilidad y lo obligó a replantear su visión del mundo. Pero también encontró la manera de resurgir en medio de ese entorno adverso. Durante su reclusión creó un grupo de terapia llamado "El arte del primer paso", una metodología propia de 10 sesiones con la que logró conectar con otros internos, quienes lo veían como un igual.
"A mí me tocaba convivir con todos y todos los días me tocaba hablar con alguien diferente que no conocía y me platicaba su historia o lloraba conmigo etc., verlos destrozados, verlos como niños fue lo que me hizo darme cuenta que son seres humanos, y eso fue lo que me hizo también replantearme cómo nos educan para verlos con odio, y pues el odio corroe todo el envase que lo contiene", dijo.
Para Escajeda, vivir el sistema desde adentro le permitió comprender que, aunque en papel podría ser funcional, en la práctica resulta fallido. Asegura que el problema no son los reclusos, sino quienes administran el sistema, y que existe una falla estructural que debe atenderse para evitar que más personas lleguen a los penales o, en caso de hacerlo, que exista una verdadera reinserción.
"Hay que trabajar más acá afuera para que no haya gente allá adentro, porque la gente de ahí adentro no nacimos ahí, nacimos acá afuera y el problema que está es afuera no ahí adentro, entonces darles una vida digna a los que están ahí adentro creo que ayudaría mas cuando salgan que solo castigarlos y a ver si aprenden, porque al final se llenan de rencores y tampoco ayuda".
Hoy, bajo el pseudónimo de Jade Escajeda, participó en el libro "Cartografías de la Libertad", impulsado por las Escuelas del Perdón y la Reconciliación, una de las piezas clave para su resurgimiento. Además, está por publicar su libro "Traje de presos" y administra una página en Facebook titulada "Qué haces cuando te duele el alma", donde comparte su experiencia y reflexiones.
Aunque su historia podría considerarse de éxito, Jade dice que no todas las personas cuentan con las herramientas emocionales, familiares, sociales o incluso laborales para no caer en el mismo error y el sistema, tampoco se los brinda.