Aurora Lobato, tanatóloga, advirtió que se observa un aumento en trastornos emocionales y mentales derivados de la pandemia en la sociedad, principalmente ansiedad y depresión, muchas veces consecuencia de duelos no atendidos.
Según la experta, las heridas emocionales que no se sanan tienden a transmitirse y a permear áreas personales, familiares, laborales y hasta económicas, agravando la calidad de vida de quienes las padecen.
La especialista señaló que el periodo de confinamiento, el miedo a la enfermedad y la pérdida de seres cercanos contribuyeron a secuelas psicológicas que en ocasiones pasan desapercibidas, entre ellas la ansiedad, la depresión y conductas suicidas. Además enfatizó la presencia de un duelo menos discutido: la culpabilidad del sobreviviente, que afecta a quienes perdieron familiares mientras ellos sobrevivieron, y que requiere atención específica.
Lovato recomendó abordar estas afectaciones mediante procesos terapéuticos oportunos, destacando que el trabajo de duelo puede ser una intervención breve y activa que facilite retomar el control de la vida diaria. Asimismo instó a la población a buscar apoyo profesional para prevenir la cronificación de síntomas y recuperar la salud emocional.