Mientras millones de personas se preparan para cazar promociones en línea durante el Black Friday, los estafadores también afinan su propia temporada alta
En América Latina, los ataques de phishing superaron los 1.2 mil millones en el último año, lo que equivale a 3.5 millones diarios, según el Panorama de Amenazas de Kaspersky.
No son cifras abstractas: casi un tercio de los usuarios afectados perdió entre 100 y 500 dólares en compras falsas o procesos de pago fraudulentos.
La combinación de compras impulsivas, prisa y desinformación crea el terreno perfecto para que los delincuentes desplieguen sus trampas.

Y aunque las plataformas digitales han mejorado sus filtros, la puerta de entrada sigue siendo el clic desatento
El anzuelo: ofertas que apelan a la emoción
El fraude arranca mucho antes de que el usuario entregue sus datos. Primero llegan los ganchos: publicaciones en redes, anuncios o perfiles que imitan tiendas conocidas y prometen descuentos irrepetibles.
O bien, mensajes y correos que alertan sobre supuestos "problemas con tu pedido". La idea es presionar para que la persona reaccione antes de pensar.

No es casual que la mitad de los latinoamericanos ya haya caído en fraudes que aprovechan esos impulsos
Sitios falsos: la réplica casi perfecta
Cuando el usuario entra al enlace, aparece el segundo nivel: páginas que imitan hasta el último detalle de una tienda real. Logotipos, colores, imágenes? incluso reseñas inventadas.
El engaño funciona porque 6 de cada 10 personas no sabe distinguir un sitio legítimo de uno falso.

Es en esa fase donde ocurre el daño mayor: robo de tarjetas, cargos no autorizados, suplantación de identidad o venta de datos en mercados ilegales. En la región, una de cada tres personas ya ha sido víctima de fraude con cuentas bancarias o tarjetas
Tres pasos para protegerse
Para evitar que el descuento del día termine en deuda o pérdida de datos, estas prácticas pueden marcar la diferencia:

En un fin de semana donde los precios bajan pero los riesgos suben, la mejor oferta es la cautela. Porque, al final, ningún descuento vale más que la seguridad personal y financiera