Mientras Estados Unidos atravesaba el cierre de gobierno más largo de su historia reciente, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Houston mantuvieron operativos que derivaron en 3,593 arrestos de inmigrantes indocumentados con antecedentes penales en el sureste de Texas
El periodo, que abarcó del 1 de octubre al 12 de noviembre, dejó cifras que la agencia considera un reflejo de la continuidad de sus operaciones a pesar de la falta de presupuesto temporal.
Según los datos difundidos por ICE, entre los detenidos hay perfiles muy diversos: desde 13 personas condenadas por homicidio hasta 51 catalogadas como depredadores de menores y 67 delincuentes sexuales.
También aparecen casos de conducción bajo efectos del alcohol, agresiones agravadas, robos, delitos con armas y participación en pandillas como la MS-13.

Además de estas categorías, la agencia reportó arrestos relacionados con secuestro, trata de personas, violencia familiar, tráfico de drogas, falsificación y otros delitos que suelen figurar en expedientes de inmigración penal
Casos individuales que marcaron el operativo
Dentro del grupo detenido destacan figuras que ICE identifica como reincidentes o vinculadas a delitos graves recientes.
Entre ellos, Brayan Josue Pineda-Ayala, presunto miembro de la MS-13 de origen hondureño, señalado por un triple homicidio en Dallas; Froilan Mejia Olveram, mexicano con condenas por violación; y Baldomero Pérez-Quezada, también mexicano, con historial de abuso sexual infantil. Todos fueron arrestados durante octubre.

La lista incluye a individuos con múltiples ingresos irregulares a Estados Unidos, algunos con hasta ocho o nueve reingresos documentados, y otros que, según la agencia, habían sido liberados anteriormente bajo criterios migratorios más flexibles
Detención de fugitivos con órdenes activas
El operativo también permitió localizar a diez personas con órdenes de arresto vigentes en Texas y otros países.
Entre ellos está Octavio Cruz-García, buscado por homicidio en el condado de Harris, y dos hermanos hondureños señalados por asesinatos en su país.
El director de la oficina de ICE en Houston, Bret Bradford, reconoció que gran parte del personal trabajó sin recibir pago durante el cierre, pero argumentó que los agentes "se presentaron para proteger a la comunidad".

Según la agencia, muchos de los detenidos ya fueron entregados a autoridades locales o se encuentran en proceso de deportación.