Por Tania Quezada
Los constantes derrames de hidrocarburo registrados en el estado de Veracruz ponen al descubierto la fragilidad de los ecosistemas ante la actividad humana y la falta de mantenimiento en la infraestructura de Petróleos Mexicanos (PEMEX).
El más reciente evento, ocurrido el 10 de octubre en el municipio de Álamo Temapache, al norte de la entidad, reportó la fuga de más de 4 millones 750 mil litros de hidrocarburo, afectando a los ríos Pantepec y Tuxpan, fuentes vitales para las comunidades ribereñas y su biodiversidad.

De acuerdo con Alejandra Jiménez, integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking, este tipo de incidentes impacta al entorno natural y a las familias que dependen de él "Esto sin duda afecta a la flora y a la fauna de ese ecosistema... también impacta la fuente de empleo de muchas familias, porque es una región que vive de la pesca."
Aunque las autoridades activaron el Plan de Contingencia por Derrame de Hidrocarburo ?alcanzando el nivel tres de operación?, especialistas advierten que la respuesta no debe limitarse a las labores inmediatas de contención, sino incluir un proceso continuo de evaluación y monitoreo.
Alejandra Jiménez destacó que los efectos pueden extenderse por años "Químicos y biólogos nos han comentado que esto puede tardar hasta cinco años o más en recuperarse. Son impactos de largo alcance."

Por su parte, Rodolfo Arellano Aguilar, miembro de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra de la UNAM, señaló que los ríos afectados ya presentaban un deterioro previo por actividades agrícolas y humanas, lo que agrava la situación actual "Se observan zonas sin bosque ribereño y con aportes de materia orgánica y plaguicidas; es un río que ya tenía problemas ambientales. Este derrame se suma a ese proceso de degradación.".
Finalmente, Edward Piters Recagno, director ejecutivo del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM), subrayó que los impactos de un derrame no terminan cuando el petróleo deja de ser visible "Un derrame de hidrocarburos va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. El problema no termina cuando el petróleo deja de flotar: se asienta en el fondo del río, se mezcla con el agua e incluso penetra en los organismos vivos."

Estos episodios representan un recordatorio urgente de la necesidad de reforzar la vigilancia ambiental, exigir mayor responsabilidad a las empresas energéticas y buscar un equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad, en beneficio de los ecosistemas y las comunidades que dependen de ellos.