Antes de que inicie la puja, el trabajo "El sueño (La cama)" de Frida Kahlo ya carga con una expectativa histórica: la posibilidad de convertirse en la obra más cara jamás realizada por una mujer
El autorretrato surrealista de Frida Kahlo será subastado este jueves en Nueva York, donde coleccionistas y expertos anticipan una disputa millonaria.
La pieza llega a Sotheby?s catalogada como una de las más "conmovedoras" e "impactantes" de la artista mexicana.

La casa estima una venta entre 40 y 60 millones de dólares, un rango que podría desplazar del primer lugar a Jimson Weed/White Flower No. 1, de Georgia O?Keeffe, vendida por 44 millones
Una posible marca en la carrera de Kahlo
Más allá del récord global, la expectativa también está puesta en la trayectoria de la propia Kahlo.
Si el cuadro supera los 34,9 millones de dólares, marcaría el precio más alto alcanzado por una obra suya.

Sería un nuevo hito para una artista cuya popularidad pública se ha expandido mucho más allá del mercado del arte, pero cuyos cuadros siguen apareciendo en subastas con poca frecuencia
Un autorretrato nacido en un momento crítico
Aunque hoy concentra la atención del mercado, la pieza surgió en un contexto completamente distinto.
Frida la pintó en 1940, en uno de los periodos más difíciles de su vida. Su salud estaba deteriorada por la poliomielitis y por las secuelas del accidente de autobús de 1925, que la dejó con un dolor permanente y múltiples cirugías a lo largo de su vida.
En El sueño (La cama), Kahlo retoma uno de sus temas más recurrentes: la presencia de la muerte como compañera constante. Se representa dormida en una cama de madera, envuelta en una manta dorada bordada con hojas y enredaderas.

La escena parece tranquila hasta que aparece el elemento más inquietante del cuadro: un esqueleto de tamaño natural recostado sobre los postes, envuelto en dinamita y sosteniendo un ramo de flores
Un equilibrio entre belleza y fatalidad
El contraste entre la figura dormida y el esqueleto explosivo refuerza la dualidad con la que Kahlo solía narrar su existencia: fragilidad y resistencia, vida y muerte, sueño y amenaza.
Ese diálogo visual -íntimo y brutal al mismo tiempo- es parte de lo que mantiene a la obra en el centro del interés.
La venta de este jueves dirá si esa tensión, tan propia de la vida de Kahlo, también redefine los límites del arte hecho por mujeres en el mercado global