El Gobierno de la Franja de Gaza ha denunciado que los lanzamientos de ayuda humanitaria desde aviones causan más daños que beneficios a la población hambrienta
Según el Ministerio del Interior de Gaza, la mayoría de los paquetes lanzados por aire caen sobre viviendas y tiendas de campaña de desplazados, causando la muerte de civiles, entre ellos mujeres y niños.
Solo este miércoles, 6 de Agosto, se reportó al menos una víctima mortal en el norte de Gaza debido a estas entregas aéreas. Además de las pérdidas humanas, se produce la destrucción de casas, tiendas y propiedades, complicando aún más la vida de los habitantes del enclave.
Estos lanzamientos generan también desorden social y delincuencia, ya que provocan estampidas cuando la gente intenta recoger la comida que cae del cielo. La situación favorece la presencia de ladrones, lo que incrementa la inseguridad.
Por ello, las autoridades de Gaza consideran que Israel utiliza estas operaciones dentro de su estrategia de "ingeniería del hambre" y convocan a los países que participan en estas entregas a reconsiderar y suspender esta modalidad, pues consideran que no solo es insuficiente, sino peligrosa para la población
Las autoridades proponen que la solución real para frenar la crisis humanitaria pasa por abrir los pasos terrestres de forma continua para permitir el ingreso diario y sostenido de ayuda y alimentos.
Argumentan que la ayuda aérea es diminuta en comparación con lo que transportan los camiones, que son capaces de entregar alimentos y suministros médicos en cantidades mucho mayores y de forma más segura y ordenada.
Israel retomó este sistema de lanzamientos el 26 de julio, motivado por presiones internacionales ante las críticas por el bloqueo que limita la entrada terrestre, lo que ha generado condiciones de hambruna para la población gazatí.
El ejército israelí informó que en las últimas horas se lanzaron 107 palés de alimentos, provenientes de países como Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Alemania, Bélgica y Francia. Sin embargo, organizaciones internacionales, entre ellas la ONU y ONG humanitarias, han calificado esta vía como ineficaz y riesgosa, destacando además que es mucho más costosa y limitada que el suministro por carretera