Honduras envió 125 bovinos vivos al mercado de México, al cumplir los rigurosos controles sanitarios que avalan la calidad, trazabilidad y bioseguridad del hato nacional, luego de más tres años de negociación, informó este jueves la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) del país centroamericano
El primer cargamento, conformado por 125 bovinos, partió el día 10 y arribó a territorio mexicano el 13 de junio, marcando un hito para el sector agropecuario hondureño, indicó el viceministro de la SAG, Ángel Acosta, en una rueda de prensa.
"Es un triunfo de país, pero sobre todo del productor hondureño que ha creído en la calidad sanitaria del hato nacional y ha cumplido con cada requerimiento exigido por México", subrayó Acosta
La exportación de bovino vivo es el resultado de más de tres años de cooperación técnica y diplomática entre la SAG, a través del Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria (Senasa), y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) de México.
¿Por que Honduras no había hecho una exportación de este tipo al país?
México impone requisitos sanitarios muy estrictos para la importación de ganado vivo, carne y productos de origen animal, con el fin de proteger su estatus zoosanitario y garantizar la inocuidad alimentaria.
Estos requisitos son definidos y supervisados principalmente por SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria). Algunos de los más importantes son:
México solo permite la importación desde países o regiones que estén libres de enfermedades exóticas como fiebre aftosa, encefalopatía espongiforme bovina (vaca loca), peste porcina africana, entre otras.
Se requiere un protocolo específico acordado entre ambos países, que detalla condiciones sanitarias, procedimientos de cuarentena, pruebas de laboratorio y documentación necesaria.
México mantiene una vigilancia estricta sobre plagas como el gusano barrenador, garrapatas y otras zoonosis, y puede negar el ingreso si hay riesgo de contagio.
Honduras tuvo que mejorar su infraestructura y procesos, ya que no contaba con las condiciones necesarias para asegurar la calidad sanitaria exigida
Esto implicó la creación de laboratorios genéticos, programas de recolección de semen y transferencia de embriones, así como la obtención de certificaciones.
Además, la presencia del gusano barrenador en Centroamérica complicó aún más las negociaciones, ya que México reforzó sus controles para evitar la reintroducción de esta plaga.