Resistencia en Poza Rica; en medio del desastre
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Resistencia en Poza Rica; en medio del desastre


"El agua cubrió completamente las casas de un piso y subió casi dos metros a las casas de dos pisos,  afortunadamente nos quedamos sin nada, pero estamos vivos y se que nos vamos a levantar" señala Estela, una de las miles de damificadas del municipio de Poza Rica. 



Las calles de la colonia Gaviotas en Poza Rica todavía huelen a humedad. El agua bajó, pero dejó tras de sí un silencio difícil de describir, el de quienes lo perdieron todo y, aun así, no se dan por vencidos.

Como la historia de la señora Estela, quien es una de las 10 mil familias de Gaviotas que reportaron pérdidas totales por la inundación del 10 de octubre, derivada del desbordamiento del río Cazones.

Para ella, se trata de la peor contingencia natural de los últimos 30 años, superando incluso eventos devastadores como la inundación de 1999 y el huracán Grace en 2021.

"Esta inundación es la más fuerte que hemos tenido, aquí lo tomamos como si hubiera sido un tsunami, platicamos eso, porque si fue algo catastrófico, algo tremendo, esta es la tercera vez, pero esta es la más afectada" relata

Muchas familias no solo están lidiando con la pérdida de sus hogares, sino también de sus espacios de trabajo; entre los rostros de esta tragedia, surge Don Jorge Oliver quien solo contempla lo poco que quedó de su tortillería ubicada en otra colonia afectada de esta ciudad petrolera, en la Lázaro Cárdenas.

"Aquí la pérdida fue la máquina tortilladora fue grande la inversión que se hizo y grande se va a recuperar, perdió la mitad de inversión que tenemos que conseguir para volver a empezar" señala don Jorge con resiganción. pero también esperanza. 


"De lo básico de ingreso de nuestro negocio, de ahí dependemos para sobrevivir nosotros y gracias a eso, y pues a empezar de nuevo otra vez" 

Más allá de las cifras y los reportes oficiales, hay miles de familias que, después de años de esfuerzo para construir un hogar o emprender un negocio, hoy enfrentan la realidad de comenzar una vez más desde el principio.

Sin embargo, entre escombros y calles aún marcadas por el agua, permanece algo más fuerte que la corriente: la determinación de no rendirse. En cada puerta abierta para limpiar, en cada vecino ayudando a otro, comienza a levantarse lo que ninguna inundación puede destruir: la esperanza de volver a empezar.



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