Se cumplió un año del asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, un representante de la Iglesia Católica que por alzar la voz en favor de los oprimidos, fue silenciado con balas.
Hoy, a un año de su partida, los feligreses de los Altos de Chiapas, la región donde prestó sus servicios, lo recuerdan como un padre que velaba por los derechos de los pueblos originarios, por la paz, la justicia social.
Fue una voz crítica del gobierno de Rutilio Escandón Cadenas, también del gobierno federal, de los abusos de autoridad en Chiapas, de la desaparición forzada y de la presencia del Crimen Organizado.
Siempre pidió que las autoridades acudieran a las zonas de riesgo de las que los propios habitantes huían, y en los que estuvo presente, para acompañar a las familias de los deudos que dejaba a su paso, la disputa por el territorio.
La Iglesia Católica, lamentó profundamente la muerte del padre Marcelo, reconocieron su legado al pueblo de Chiapas, principalmente a los pueblos originarios. Pidieron el eterno descanso del prelado, pero también que este caso no quede en la impunidad.
El representante de la Iglesia Católica, pidió que la paz y la seguridad estén garantizadas, una demanda que siempre mantuvo en alto el padre Marcelo, quien un mes antes de ser asesinado en San Cristóbal, había encabezado la marcha por la paz que unió por primera vez en la historia en una manifestación multitudinaria a la Arquidiócesis de Tapacula, Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal.
Por este crimen hay una persona detenida que ya obtuvo una sentencia condenatoria, Edgar "N", es el probable autor material. Recibió una condena de 20 años de prisión, sin embargo, no hay un autor intelectual detenido.
La Iglesia pidió que la violencia ya no regrese a Chiapas.
El Crimen Organizado ha silenciado las voces de la iglesia católica que han exigido que vuelva la seguridad y en Chiapas, el padre Marcelo deja un vacío que será muy difícil de llenar.