La industria del tatuaje en México está lejos de ser una moda pasajera.
Se ha consolidado como un campo profesional con alta demanda y creciente reconocimiento social. Tatuarse ya no es solo un símbolo de rebeldía o pertenencia, como ocurría décadas atrás, sino una forma de expresión personal que puede ir desde homenajes familiares hasta arte conceptual.
Según Indeed México, este oficio requiere preparación, habilidades específicas y el cumplimiento estricto de las normas sanitarias establecidas por la ley.
El trabajo del tatuador va mucho más allá de la aplicación de tinta en la piel. Un profesional en este rubro debe dominar el trato con el cliente, escuchar sus ideas, asesorar sobre la viabilidad del diseño y sugerir mejoras.
Además, se encarga del diseño original (o adaptación) de la imagen, del manejo higiénico del equipo, del control del tiempo de trabajo y, si tiene su propio estudio, de la administración del negocio.
Capacitación, experiencia y requisitos legales
Aunque no existe una licenciatura obligatoria para ejercer como tatuador, sí se exige una formación técnica que incluya dibujo artístico, diseño digital, normas de higiene, manejo de residuos y primeros auxilios.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y la Secretaría de Educación Pública avalan cursos y talleres que pueden ayudar a los aspirantes a desarrollar sus habilidades y obtener una certificación con validez oficial. También es recomendable contar con estudios en carreras como Diseño Gráfico o Artes Visuales, que otorgan prestigio adicional.
Un punto clave es la tarjeta de control sanitario, exigida por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Este documento garantiza que el tatuador cumple con los requisitos del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios.
Para obtenerla, se debe entregar un currículum con experiencia comprobada, manual de procedimientos, constancias de capacitación en asepsia y primeros auxilios, comprobante de vacunación contra hepatitis B y tétanos, fotografías y comprobante de pago de derechos. El proceso puede tardar hasta 40 días hábiles y la tarjeta tiene vigencia de dos años, con posibilidad de renovación.
Además, durante una visita sanitaria, el establecimiento debe exhibir el aviso de funcionamiento y los tatuadores deben contar con su tarjeta sanitaria vigente. El reglamento también indica que antes de tatuar, debe llenarse un historial clínico y obtener una carta de consentimiento informado del cliente.
En el caso de menores de edad, solo se puede realizar el procedimiento si están acompañados y autorizados por un padre o tutor legal.
Precios, ganancias y lo que influye en ambos
El precio de un tatuaje en México es muy variable.
De acuerdo con los datos de Indeed México, un tatuaje pequeño, como una palabra o símbolo, puede costar entre $800 y $2,000 pesos. Los tatuajes medianos, con mayor detalle y sombreado, oscilan entre $2,500 y $6,000 pesos. En cambio, un tatuaje grande, como una manga completa o espalda, puede superar los $7,000 pesos fácilmente. El uso de color también incrementa el costo, especialmente en diseños pequeños con muchos matices.
Los factores que determinan el precio incluyen el tamaño, la complejidad del diseño, la zona del cuerpo donde se aplicará, la experiencia del artista y la ubicación del estudio.
Establecimientos en zonas céntricas o de alta demanda pueden cobrar más, al igual que artistas con trayectoria y reputación. Por eso, lo más recomendable es consultar directamente con el tatuador o el estudio para recibir un presupuesto detallado y asegurarse de que se cumplen todas las normas de higiene.
Respecto a los ingresos, Indeed México señala que el salario mensual promedio de un tatuador en el país es de $34 mil 831 pesos.
Sin embargo, esta cifra puede fluctuar considerablemente: algunos ganan apenas $8,000 pesos mensuales, mientras que los más consolidados pueden alcanzar hasta $45,000 pesos o más. La diferencia depende del número de clientes, el tipo de tatuajes que realizan, si trabajan por cuenta propia o en un estudio, y la cantidad de días y horas laboradas.
Riesgos para la salud y cuidados imprescindibles
A pesar de la preparación y los protocolos existentes, tatuarse conlleva ciertos riesgos.
Un artículo publicado por Mayo Clinic, explica que los principales peligros para la salud están relacionados con infecciones, alergias y problemas dermatológicos. Las tintas, en particular la roja, pueden provocar reacciones alérgicas incluso años después de haberse aplicado. También pueden presentarse infecciones cutáneas si no se siguen las medidas de seguridad o si el equipo está contaminado.
Otros riesgos incluyen la aparición de granulomas (inflamación alrededor de la tinta) o queloides (cicatrización excesiva en relieve), así como la posible transmisión de enfermedades como hepatitis B o C, si el material punzocortante no se maneja adecuadamente
Por eso, es fundamental asegurarse de que el tatuador utilice guantes nuevos, equipo estéril y tintas biocompatibles en envases originales.
El cuidado posterior es igual de importante. Un tatuaje recién hecho requiere limpieza suave con agua y jabón, aplicación de crema humectante, evitar la exposición solar y no nadar en albercas, ríos o lagos hasta que cicatrice completamente.
Este proceso suele durar dos semanas, aunque puede variar según el tipo de piel y el diseño. También es recomendable usar ropa suelta para evitar que se adhiera al tatuaje. Si hay signos de infección o la piel no cicatriza bien, es necesario acudir al médico.
¿Vale la pena tatuarse? Una decisión que debe pensarse bien
Tatuarse no es una decisión menor.
Es una intervención en la piel con implicaciones permanentes, tanto estéticas como de salud. Por eso, antes de elegir un diseño o un estudio, es importante investigar, comparar estilos y precios, revisar las credenciales del tatuador y confirmar que el lugar cumple con todos los requisitos sanitarios.
No debe elegirse únicamente por el precio: la experiencia del artista y el cumplimiento de las normas pueden evitar complicaciones y asegurar un resultado satisfactorio.
Desde la perspectiva del tatuador, esta es una carrera en expansión, pero con grandes responsabilidades. Requiere constante actualización, compromiso con la higiene y, sobre todo, respeto por el cuerpo y la decisión de cada cliente.
Para quienes aspiran a entrar en este mundo, los primeros pasos incluyen la capacitación formal, buscar una plaza como aprendiz y construir una marca personal con ética profesional.
La industria del tatuaje en México combina arte, técnica, normas sanitarias y administración. Tanto quienes desean tatuarse como quienes desean convertirse en tatuadores deben estar bien informados. Un tatuaje puede ser una forma poderosa de expresión, pero solo si se realiza bajo condiciones seguras y con plena conciencia de lo que implica.