Conoce los riesgos de acercarse a una torre de alta tensión
En días recientes, el puerto de Veracruz fue escenario de una situación inusual, un hombre de alrededor de 37 años subió a una torre de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad ubicada en el distribuidor vial a la altura de la cabeza olmeca.
El sujeto de nombre Juan que presuntamente se encontraba bajo los efectos de alguna sustancia, sufrió una potente descarga eléctrica. Aunque fue rescatado con vida, falleció horas más tarde, debido a las severas quemaduras y traumatismos que sufrió.
Esta situación revela una alarmante falta de conciencia sobre los riesgos que implica acercarse a esta clase de estructuras.
A través de sus circuitos se distribuyen los cables donde pasa la energía y que transporta tres voltajes:
115 kilovoltios
230 kilovoltios
400 kilovoltios
Su altura va de los 60 hasta los 137 metros, se considera que los cables no toquen la tierra y que no interfieran con pasos peatonales, vías férreas y carreteras.
Las torres de alta tensión son parte esencial del sistema eléctrico. A través de ellas se transporta la energía generada en las plantas hacia los centros de consumo. Lo que las convierte en peligrosas para cualquier persona que se acerque sin el equipo adecuado.
El presidente del presidente del Colegio de Ingenieros Mecánicos, Electricistas, Electrónicos y ramas afines en Veracruz, Gustavo Mendoza Barrón, señaló que solamente el personal capacitado se puede acercar a estas torres.
"Es un riesgo total para una persona que no colabora en la Comisión, que no lleva los equipos adecuados, porque cae en un riesgo de fatalidad como lo acabamos de vivir, es importante que si alguien se va a subir esté preparado".
Además del riesgo eléctrico, estas torres representan también un peligro estructural. Subirlas sin protección adecuada puede derivar en caídas fatales.
Aunque se recomienda no acercarse a estas estructuras, si por alguna razón se tuviera que hacer, lo ideal es estar a una distancia de por lo menos 7 metros. La energía eléctrica, aunque esencial, es también una fuerza poderosa que exige responsabilidad y conocimiento.
