El incremento salarial que la informalidad diluye en Veracruz

En Veracruz, siete de cada diez personas trabajan en la informalidad, es una de las tasas más altas del país y limita el impacto real de cualquier aumento al salario mínimo.

Aunque la población ocupada supera los 3 millones 400 mil veracruzanos, solo una minoría cuenta con un empleo formal que registre aportaciones ante el IMSS.

De ese universo, apenas 768 mil personas están afiliadas al seguro social es el sector donde sí se puede medir el efecto directo del aumento al salario mínimo.

Aunque la población ocupada supera los 3 millones 400 mil veracruzanos, solo una minoría cuenta con un empleo formal que registre aportaciones ante el IMSS.

De acuerdo con el banco de México, en la región sur donde se ubica Veracruz el 31.68 por ciento de los trabajadores formales tienen salarios vinculados al mínimo. es decir, su ingreso se ajusta automáticamente con cada incremento.

Aplicado a Veracruz, esto equivale a alrededor de 244 mil trabajadores registrados que recibirán directamente el beneficio del aumento salarial.

Pero la pregunta es: ¿y el resto? más de dos millones de veracruzanos laboran fuera de la formalidad y sus ingresos no están protegidos por ley.

Para quienes venden en la calle, trabajan sin contrato o dependen de la jornada diaria, el salario mínimo no es una garantía. es solo una referencia lejana frente a la inflación y la falta de seguridad social.

En números redondos, por cada trabajador formal que recibe el aumento, hay casi diez que no tienen ninguna cobertura. la brecha laboral sigue siendo el principal muro para mejorar el ingreso en Veracruz.

244 mil beneficiarios

2.4 millones sin protección laboral

El incremento al salario mínimo beneficia, sí, pero a una minoría. mientras la informalidad siga dominando, la desigualdad laboral seguirá siendo la norma en Veracruz.

La elevada informalidad laboral en Veracruz exhibe una realidad que rebasa cualquier anuncio de incremento al salario mínimo. Mientras la mayoría de la población permanezca fuera de la seguridad social, sin contratos y sin protección laboral, los beneficios de estas políticas seguirán siendo parciales y desiguales. Reducir la informalidad no es solo una meta económica: es una condición indispensable para que el desarrollo sea tangible, duradero y verdaderamente justo para quienes sostienen la economía cotidiana del estado.