La extorsión continúa siendo uno de los delitos más comunes, que afecta a los comercios y empresarios veracruzanos. El cobro de piso y el fraude a través de llamadas telefónicas en las que amenazan e intimidan a fin de obtener dinero u otros beneficios, son los tipos de extorsiones más comunes.
La Fiscalía General del Estado (FGE) abrió 544 carpetas de investigación por el delito de extorsión en todo el estado de Veracruz durante el 2024.
De acuerdo a la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Veracruz, solo uno de cada 10 casos es denunciado formalmente.
El integrante de la Coparmex, Manuel Liaño Carrera lamentó que la mayoría de los delitos no sean denunciados.
"hay cifras del INEGI, en donde se señala que hay una cifra negra pues el 90 por ciento de los casos no son denunciados? hay un reto para fomentar la cultura de la denuncia, pero principalmente se debe de trabajar en las condiciones de seguridad"
En la zona conurbada Veracruz-Boca del Río la extorsión telefónica es el principal delito que se presenta y las víctimas son desde trabajadores y directivos hasta inversionistas, los casos en que los delincuentes se hacen pasar por colaboradores y solicitan sumas de dinero son las maneras de operar más comunes.
De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez en Veracruz se denunciaron 4 mil 464 casos de extorsión y aunque hay una cifra negra en torno a este delito, los empresarios esperan que en esta nueva administración de gobierno se logre disminuir.
Por su parte el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en Veracruz- Boca del Río, Edi Alberto Martínez Tejeda, hizo un llamado a reforzar la seguridad.
"si lo hay, no vamos a negar, desde hace años esta situación ha afectado al sector empresarial y comercio en general, por supuesto que esperamos que se atienda y se refuerce e implemente una estrategia de seguridad que erradique esta clase de delitos"
La problemática ha sido un tema constante en los últimos años, afectando tanto a pequeños como a grandes inversionistas. Esta situación no solo impacta directamente en las finanzas de las empresas, sino que también genera un clima de incertidumbre y miedo en el sector empresarial, lo que puede inhibir el desarrollo económico del estado.