El empresario veracruzano Fidel Kuri Grajales, expropietario de los Tiburones Rojos de Veracruz, salió la tarde de este miércoles del Reclusorio Norte en la Ciudad de México, donde permanecía recluido desde 2021.
Hasta el momento no se han revelado los términos jurídicos que permitieron su liberación, aunque trascendió que pudo haberse alcanzado un acuerdo legal para modificar la medida cautelar que lo mantenía en prisión preventiva.
Kuri Grajales fue detenido en septiembre de 2021, acusado de fraude por más de 139 millones de pesos en perjuicio de una empresa financiera vinculada al Grupo Salinas. Un año después, en 2022, obtuvo un amparo que le permitió continuar el proceso en libertad condicional tras el pago de una fianza, aunque volvió a ser ingresado al penal.
La trayectoria de Kuri ha estado marcada por la polémica desde 2019, cuando su equipo fue desafiliado de la Liga MX tras denuncias de adeudos salariales a jugadores y cuerpo técnico. La Federación Mexicana de Futbol oficializó la expulsión el 18 de diciembre de ese año, dejando a Veracruz sin representación en la primera división.
En octubre de 2022 obtuvo un amparo que le permitió continuar su proceso en libertad condicional, tras pagar una fianza de 20 millones de pesos. Sin embargo, en 2023 fue reaprehendido y trasladado al Reclusorio Norte, donde permaneció hasta este 20 de agosto de 2025.
Aunque no se han revelado aún los términos jurídicos de su liberación, fuentes cercanas señalan que se habría alcanzado un acuerdo legal que modificó las medidas cautelares en su contra, lo que le permitió continuar el proceso desde su domicilio.
La salida de Kuri Grajales, también exdiputado federal, genera reacciones encontradas en el ámbito deportivo y político de Veracruz, donde su figura ha sido asociada tanto con el fútbol profesional como con la vida pública local.
Se espera que en los próximos días su equipo legal o el propio empresario emitan un posicionamiento oficial para aclarar los alcances de su liberación.
La salida del exdirigente deportivo abre un nuevo capítulo en la historia reciente del fútbol veracruzano y en la política estatal, donde su nombre sigue siendo sinónimo de controversia.