México tiene una arraigada cultura a la pirotecnia, lamentablemente en lo que no se ha trabajado lo suficiente es en los riesgos y accidentes que el uso de estos artefactos conlleva.
De acuerdo con la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD) durante la temporada navideña incrementa hasta 30 por ciento los accidentes relacionados con estos artefactos, siendo el grupo más afectado, niños entre 6 y 14 años.
El Coordinador de Socorros de la Cruz Roja Mexicana en Veracruz, David Zebadua Escalante señaló que muchas veces son los propios adultos los que proporcionan pirotecnia a los menores.
"No es algo para darle a los niños, hay que recordar que la mayoría de las veces son los adultos los que proporcionan la pirotecnia a los menores, pero hay que recordar que puede haber consecuencias fatales? generalmente son los niños los que terminan lesionados, a veces creen que no hay mayo riesgos, pero se pueden lesionar hasta con bengalas o chispitas".
La falta de regulación estricta, el fácil acceso y la poca supervisión adulta son factores clave que contribuyen a este tipo de accidentes.
Los niños y adolescentes sufren quemaduras graves y extensas que pueden desarrollar diversos tipos de secuelas: desde psicológicas, hasta anatómicas o funcionales, debido a la pérdida de movilidad o afectaciones en las circulaciones.
Los accidentes provocados por estos artefactos pueden generar quemaduras por fuego directo, además del daño en la piel, pérdida de extremidades, como manos o dedos. En caso de que la explosión ocurra cerca del rostro, se pueden registrar afectaciones en la visión y oído.
De cada 10 personas lesionadas con pirotecnia seis son menores de edad, con lo que queda claro que los fuegos artificiales no son un juego.
Prevenir estos accidentes es responsabilidad de todos. La educación y la conciencia colectiva pueden marcar la diferencia para evitar que la diversión se convierta en tragedia.
