La madrugada del lunes, 8 de diciembre, fuerzas policiales israelíes entraron por la fuerza al complejo de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Jerusalén Oriental
La operación, realizada con motocicletas, camiones y grúas, incluyó el corte total de comunicaciones, la confiscación de mobiliario y equipo informático, y la sustitución de la bandera azul de Naciones Unidas por una bandera israelí.
El golpe, además de simbólico, profundiza el deterioro entre Israel y la UNRWA, organismo al que el Gobierno israelí ha catalogado como "persona non grata" y cuyas operaciones ha buscado limitar desde el inicio de la guerra en Gaza.

UNRWA denuncia violación de inmunidad
El comisionado general del organismo, Philippe Lazzarini, calificó la irrupción como un "desprecio flagrante" de la obligación de Israel de respetar la inviolabilidad de las instalaciones de la ONU.
Recordó que Israel, como Estado miembro, está obligado por la Convención sobre Privilegios e Inmunidades de Naciones Unidas, que prohíbe registros, confiscaciones o injerencias en recintos oficiales.

Según la UNRWA, el complejo estaba vacío desde principios de año debido a una "legislación anti-UNRWA" aprobada por el Parlamento israelí, que prohíbe sus actividades en todo el país, incluida Jerusalén Oriental, y limita el contacto de funcionarios israelíes con el personal del organismo
Un precedente que preocupa a Naciones Unidas
La irrupción se produce días después de que la Asamblea General renovara el mandato de la UNRWA por tres años más, con el apoyo de 151 Estados.
Para Lazzarini, esta votación confirmó el amplio respaldo internacional hacia los seis millones de refugiados palestinos que dependen del organismo para acceder a educación, salud y asistencia humanitaria.
El Secretario General António Guterres condenó el allanamiento y recordó que toda acción ejecutiva o judicial contra bienes de la ONU está prohibida. Instó a Israel a restablecer la inviolabilidad del recinto y a evitar nuevas restricciones.
La sede de Jerusalén Oriental ha sido blanco de acoso desde 2023: manifestaciones hostiles, incendios, desinformación y actos de intimidación. La presión obligó a reubicar al personal internacional en Jordania, mientras los trabajadores locales continúan operando en Cisjordania y Gaza bajo condiciones cada vez más riesgosas.
Organizaciones de derechos humanos advierten que el asalto no es un hecho aislado, sino parte de una política sostenida para limitar a la UNRWA en un momento de grave crisis humanitaria