La corrupción impera en el penal de Pacho Viejo, donde cada persona privada de su libertad vive experiencias alejadas de la readaptación social.
"Todo depende de lo que es el subdirector, que es la parte operativa. Él es el que le da la instrucción a los custodios para actuar", comparte de forma anónima un exconvicto.
Las historias sobre abusos, extorsiones, violencia, hacinamiento y violación de derechos humanos son constatadas por los familiares de los internos, quienes también llegan a ser víctimas de estos abusos.
"Una ocasión estábamos en día de visita y entraron unos custodios y se llevaron a uno esposado y golpeado, enfrente de toda la visita (...) Había una persona, una chica que tu cuerpo, te lo tocaban, pues tú sientes, ¿no? Esa chica sí nos tocaba como queriendo manosear", señala la familiar de otro exconvicto de Pacho Viejo.
Los internos no pueden ingresar materiales para trabajar en los talleres. Deben pagar prácticamente por todo, incluyendo cubetas de agua para el aseo.
Y la comida es insípida, no es suficiente o está echada a perder.
"Cada visita, jueves, domingos al terminar la visita, cuando uno se retiraba llegaban estar personas y ¿qué onda?, dame lana, ¿no? Si quieres estar tranquilo", agrega la familiar del expresidiario.
De acuerdo a la Subsecretaría de Prevención y Reinserción Social de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el penal de Pacho Viejo es el tercer Centro de Reinserción Social de Veracruz con mayor capacidad.
Sin embargo, hasta agosto de este año contaba con una sobrepoblación de casi el 50 por ciento, pues en él hay más de mil 300 personas privadas de su libertad.
La gran mayoría, procesadas y sentenciadas por delitos del fuero común.
"Del cien por ciento de la población el ochenta por ciento son personas inocentes. Eso es algo que vi durante este tiempo (...) Hay muchas personas que realmente no deberían estar en prisión preventiva. Y bueno, por cuestiones gubernamentales o no sé, es que los están ingresando sin abrirles un juicio correcto, sin investigar".