- La música urbana es la voz del barrio que rompe el silencio y desafía al sistema.
En un camión de transporte público, entre el ajetreo de la gente y la rutina diaria mexicana, un desconocido se sube con una bocina pequeña colgada al cuello.
Con el beat que suena en ella, comienza a improvisar un rap que no habla de joyas ni dinero, sino de las personas que viajan con él.
Rimando palabras, busca conseguir algunos pesos y, de paso, sacarles sonrisas a los pasajeros.
Así, demuestra cómo la música urbana se ha fusionado con la cotidianidad mexicana, llevando historias de barrio a cada rincón del país
La llegada y evolución de la música urbana en México
La música urbana, que incluye géneros como el reguetón, el rap y el trap, ha transformado el panorama cultural de México en las últimas décadas.
El reguetón llegó desde Puerto Rico en los años 90, influenciado por un movimiento que combinaba dancehall, reggae y hip-hop. Inicialmente conocido como "underground" o "melaza", se popularizó en las discotecas mexicanas gracias a sus ritmos acelerados y letras explícitas.
Aunque ya sonaban exponentes panameños como El General con sus característicos beats del "dembow", fue hasta principios de los 2000 cuando el reguetón se volvió masivo en México, especialmente entre 2004 y 2005. Artistas como Daddy Yankee, Don Omar y Wisin & Yandel dominaron la escena con éxitos como Gasolina y Pobre diabla.
Más adelante nació el reguetón "mexa", un subgénero con identidad propia, representado actualmente por artistas como Yeri Mua, Bellakath y El Malilla, entre otros
El rap mexicano: voz de las calles y resistencia
El rap también llegó en los años 90, influenciado por el hip-hop estadounidense. Artistas mexicanos adaptaron el género para abordar temas como la pobreza, la violencia y la corrupción, creando un sonido distintivo y auténtico.
Este género nació en los barrios marginales de Nueva York como una derivación del funk, con la intención de trasladar de forma poética y artística las luchas y la violencia del entorno.
Grupos como Control Machete y Cartel de Santa fusionaron el rap con elementos culturales mexicanos, como el corrido, para narrar las realidades de los barrios populares.
Cartel de Santa, en particular, se convirtió en un ícono con su canción México Lindo y Bandido (2006), que se volvió un himno del "otro México": el México marginal, irónico y desafiante, lejos de los clichés turísticos.
"De donde yo vengo hasta hay santos pa? malandros
Sicarios y narcos se sienten cuidados, bien encomendados
¡Qué chingón es México, qué chingona es su gente!"
El trap: una voz joven y cruda que conecta barrios
El trap, un subgénero del hip-hop, llegó a México en la década de 2010, impulsado por la popularidad global de artistas como Bad Bunny.
Sus orígenes están en los barrios más pobres de Atlanta, donde las "trap houses" ?casas vinculadas a la producción y venta de drogas? eran espacios de marginalidad y resistencia. El trap narraba ese submundo con un slang propio y crudo, al margen del sistema.
En México, el trap se fusionó con el corrido, dando lugar al trap-corrido, que combina ritmos electrónicos con narrativas tradicionales.
Sus letras tienen un tono oscuro y realista, hablando de la calle y la vida difícil, pero con beats clásicos del trap. Esta evolución se refleja en los corridos tumbados, una versión fresca del corrido tradicional que mezcla trap, hip-hop y música regional mexicana.
El pionero de este género es Natanael Cano, quien le dio un giro más urbano y juvenil, manteniendo la narrativa típica del corrido: historias de la calle, problemas, éxitos y un papel central de la fe y la familia.
En canciones como Así tocó mi vida, Cano relata su vida en las calles, el peligro constante, la importancia de proteger a sus seres queridos y la ostentación, pero siempre con cautela
Ciudades y barrios: epicentros del sonido urbano en México
Los lugares que vieron crecer estos géneros en México son clave para entender su identidad:
Entre la crítica y la autenticidad
Aunque hoy es común escuchar estos géneros, han enfrentado muchos estigmas.
El rap y el trap, en particular, son vistos por algunos sectores conservadores como glorificadores del crimen. El reguetón, por su parte, ha sido criticado por letras que objetivan a las mujeres. Además, son considerados "música de barrio", lo que los margina en círculos de élite.
Sin embargo, sus ritmos -el dembow del reguetón, los bajos pesados del trap- transmiten energía y urgencia, reflejando la intensidad de la vida en los barrios.
El perreo, por ejemplo, es una expresión corporal que desafía normas sociales y celebra la libertad
La cultura urbana: identidad, moda y lenguaje
Estos géneros moldean estilos de vida y sentidos de pertenencia entre los jóvenes mexicanos.
Ser parte de la escena urbana significa compartir valores como la rebeldía, la autenticidad y la comunidad.
Los jóvenes se sienten empoderados al identificarse con artistas que narran sus experiencias, creando un sentido de pertenencia en contextos de marginalización
Mientras sus ritmos invaden desde el camión hasta los grandes escenarios, esta cultura sigue escribiendo la historia de un México que se reinventa, que desafía etiquetas y que encuentra en el barrio, la calle y la identidad su mayor inspiración.
El futuro está en sus manos, en sus beats, y en la manera en que sigan contando sus propias historias, sin perder nunca ese pulso auténtico que los hizo nacer.