El gobierno de Estados Unidos informó que "más de un millón" de migrantes han abandonado el país de manera voluntaria en los últimos meses, sin necesidad de que se ejecutaran órdenes formales de deportación.
De acuerdo con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), estas salidas ocurrieron en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias y un incremento en los operativos de control fronterizo. Las autoridades señalaron que muchos de los migrantes optaron por regresar a sus países de origen ante la dificultad para regularizar su estatus y el temor a ser detenidos.
Fuentes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) explicaron que las llamadas "salidas voluntarias" evitan un registro oficial de expulsión, lo que en algunos casos permite a las personas solicitar de nuevo la entrada a Estados Unidos en el futuro, siempre que cumplan con los requisitos legales.
Organizaciones de defensa de los migrantes han advertido que este fenómeno refleja el creciente clima de presión y hostigamiento que enfrentan las comunidades indocumentadas, así como la falta de vías efectivas para la regularización.
Mientras tanto, la administración estadounidense mantiene sus esfuerzos por frenar la llegada irregular de personas, combinando medidas de disuasión en la frontera con programas de deportación acelerada y acuerdos de repatriación con varios países de América Latina.
Según datos oficiales, la cifra de más de un millón de salidas voluntarias representa uno de los niveles más altos registrados en la última década.