¿Qué pasa con la droga asegurada en México?
Seguridad

¿Qué pasa con la droga asegurada en México?


En los operativos contra el crimen organizado, el gobierno asegura toneladas de narcóticos cada año: metanfetaminas, marihuana, cocaína y cualquier sustancia ilegal encontrada durante cateos o patrullajes



Todo, sin importar la cantidad, queda bajo resguardo de las autoridades.


Tan solo en 2024, la Fiscalía General de la República destruyó más de 29 toneladas de drogas y sustancias relacionadas con delitos en 14 estados.


La cifra da una idea del volumen que se incauta, pero también abre una pregunta recurrente: ¿qué pasa con esa droga después de que se asegura?



A continuación te contamos, paso a paso, qué ocurre desde el momento en que la autoridad la asegura hasta que finalmente es destruida



Del aseguramiento al resguardo

Todo inicia con la incautación, ya sea por SEDENA, Guardia Nacional o SEMAR. Al ser asegurada, la droga se pone a disposición de la FGR, donde se realiza un inventario inicial y se toman muestras para identificar la sustancia y cuantificarla con precisión.


Después pasa a un almacén temporal de la FGR, ubicado en instalaciones de alta seguridad diseñadas específicamente para resguardar narcóticos. Ahí permanece mientras se emite un dictamen pericial.


Con ese documento, la Fiscalía solicita la autorización ?judicial o administrativa? para proceder a la destrucción, no sin antes reservar las muestras necesarias para el proceso penal.



Desde 2019 este procedimiento es más ágil: la destrucción anticipada evita que los narcóticos permanezcan por años en bodegas, un riesgo que antes generaba desvíos, robos y corrupción



El marco legal que regula la destrucción

El proceso no es discrecional: está respaldado por un marco legal que exige trazabilidad, supervisión y documentación.


La Ley General de Salud establece qué sustancias deben ser destruidas; el Código Nacional de Procedimientos Penales define cómo debe resguardarse la evidencia, cómo se toman las muestras y bajo qué condiciones puede desecharse; y el Programa Permanente de Destrucción de Narcóticos de la FGR marca los pasos operativos y la participación de SEDENA y SEMAR como autoridades verificadoras.



Todo este andamiaje busca cerrar la puerta a desvíos y garantizar que lo asegurado no regrese al mercado ilegal



¿Dónde se destruye y cómo?

Los métodos varían según el tipo de droga, pero la vía más común es la incineración.


Hornos de alta temperatura y fosas controladas dentro de bases militares se utilizan para garantizar una eliminación total del material, reduciendo al mínimo los residuos tóxicos.


Para ciertos narcóticos o precursores químicos, se emplean procesos complementarios como la disolución ácida, la neutralización de sustancias líquidas o, en casos excepcionales, el enterramiento sanitario, siempre supervisado por personal especializado.



El tiempo promedio para la destrucción oscila entre 1 y 6 meses, dependiendo de la carga de trabajo, los dictámenes periciales y la disponibilidad de instalaciones seguras



Plantíos y laboratorios: destrucción inmediata

En el caso de cultivos ilícitos -como marihuana o amapola- la destrucción ocurre en el mismo operativo.


La marihuana suele quemarse con apoyo de diésel para acelerar la combustión; la amapola se elimina de forma manual, arrancando o cortando las plantas.


En laboratorios clandestinos, los precursores químicos deben neutralizarse antes de su disposición final, ya que muchos son inflamables, corrosivos o tóxicos.


La quema de marihuana, por ejemplo, produce un humo capaz de provocar euforia, mareos o intoxicación involuntaria. Por ello, los equipos utilizan máscaras con filtros, trajes resistentes a químicos, sistemas de ventilación y controlan la dirección del viento antes de iniciar la incineración.



Estas medidas no solo protegen al personal, sino que permiten realizar un proceso limpio, verificable y sin riesgos para comunidades cercanas 


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