Zacatecas, Zac.- En la capital del estado operan actualmente cinco tianguis y dos bazares que no solo brindan oportunidades económicas a comerciantes y artistas emergentes, sino que también han ayudado a revitalizar espacios públicos antes abandonados. Sin embargo, detrás de esta actividad económica también existen tensiones: amenazas a organizadoras, conflictos internos y denuncias por parte del comercio establecido.
Uno de los casos más visibles es el del bazar del parque Sierra de Álica, impulsado inicialmente como un proyecto para apoyar negocios encabezados por mujeres. El espacio es coordinado por el colectivo "Bazar Soñadoras", que cobra una cuota mensual de 300 pesos a las expositoras para mantener la organización y logística. No obstante, un grupo de comerciantes ha buscado remover a las organizadoras, apoyándose incluso del ayuntamiento para intentar sabotear el proyecto.
"Ellos no tienen intención de ayudar, incluso de colaborar. Si tú tienes experiencia recuperando espacios públicos, no tienen disponibilidad. A ellos lo que les interesa es el recurso", denunció Edith Ramírez Jáquez, fundadora del Bazar Soñadoras.
Actualmente, el bazar enfrenta una fractura interna con amenazas y disputas entre participantes. A la par, el ayuntamiento ha comenzado a intervenir con regulaciones y cobros, a pesar de que el espacio había sido concedido en comodato para fomentar proyectos de mujeres emprendedoras.
Expansión de tianguis genera molestias
En la capital existe un tianguis para cada día de la semana, colocados en distintos espacios con diferente número de puestos. Por estos, el ayuntamiento cobra 44 pesos por cada dos metros cuadrados, lo que representa una recaudación mensual superior a los 68 mil pesos, solo por concepto de tianguis.
Además de la disputa por el parque Sierra de Álica, el tianguis de la colonia Alma Obrera y el del Ete han generado molestia entre comerciantes del mercado tradicional Alma Obrera, con más de 30 años de antigüedad. Según denuncias, estos tianguis se instalan a escasos metros del mercado, lo que ha provocado su paulatino abandono.
"Este mercado estaba completamente lleno. Comenzaron a dejar poner el tianguis en la Alma Obrera. Era una mínima cantidad, pero van creciendo. Nosotros le pedíamos a la presidencia que nos apoyara en eso, que cerca del mercado no hacía falta un tianguis", lamentó Manuel Ramos, representante del mercado Alma Obrera.
Comercio informal crece, pero no convence a todos
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los ingresos por ventas al por menor registraron un incremento mensual de 0.2 por ciento. Sin embargo, la tasa anual mostró una desaceleración al pasar de 2.7 a 1.7 por ciento entre enero y febrero, lo que refleja una tendencia positiva, aunque moderada, del comercio minorista.
Mientras algunos ven en los tianguis y bazares un motor de inclusión y creatividad para artistas, mujeres y jóvenes emprendedores, otros denuncian que la instalación sin planificación de estos espacios ha provocado el declive del comercio establecido.
Además, señalan que el ayuntamiento ha ignorado el papel que juegan estos eventos en la recuperación de espacios públicos como plazas y parques, priorizando en algunos casos la recaudación por encima del apoyo a proyectos sociales y comunitarios.