Comederos callejeros pueden representar foco de infección
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Comederos callejeros pueden representar foco de infección

Por: Luisangel González Hernández
Zacatecas
Fecha: 17-12-2025

Zacatecas, Zac.- La intención es noble: colocar un plato de comida y agua para un perro de la calle. Sin embargo, esta acción solidaria se puede convertir en una alerta sanitaria de graves consecuencias.

Sin un control estricto, estos puntos de alimentación no salvan vidas, sino que propagan enfermedades, multiplican la sobrepoblación y generan focos de infección que ya están afectando directamente a los seres humanos.

El biólogo y docente investigador, Daniel Hernández, advierte que este tipo de actividades suele provocar la proliferación de enfermedades bacterianas y virales. El riesgo radica en que cuando un animal infectado llega a comer, deja su saliva en el recipiente, convirtiéndolo en un vehículo de contagio para otros ejemplares y para las personas que transitan por la zona.

La magnitud del problema se dimensiona con la sobrepoblación actual, que supera los 245 mil perros y gatos callejeros en la zona conurbada de Zacatecas. Esto trae consigo riesgos invisibles divididos en tres frentes: enfermedades virales letales como la rabia; bacterianas como la leptospirosis y la brucelosis; y parásitos como la sarna o la toxoplasmosis, que quedan latentes en el suelo donde se colocan estos comederos improvisados.

Isaac Alejandro Rivera Ruvalcaba, Director General de Medio Ambiente del Municipio de Zacatecas, señala que estos puntos suelen ser para los llamados "perros comunitarios", animales que las colonias adoptan de forma externa. El problema es que, aunque les dan de comer, no existe un seguimiento real sobre su estado de salud ni cuentan con una cartilla de vacunación que garantice la seguridad del entorno.

La falta de higiene en estos puntos ya tiene consecuencias humanas tangibles. En lo que va de 2025, Zacatecas confirmó cinco casos de leptospirosis en personas, una enfermedad transmitida por la orina animal. Lo más grave es la alerta máxima tras el registro de un caso fatal de rabia humana en agosto, un hecho que obliga a las autoridades y a la sociedad a replantear la convivencia con la fauna urbana.

Además del riesgo sanitario, el biólogo Daniel Hernández explica que alimentar a los animales sin esterilizarlos favorece su reproducción descontrolada en situación de calle. Este fenómeno da paso a lo que los expertos conocen como animales ferales, los cuales pierden el contacto con el humano y se convierten en depredadores urbanos que ya no se satisfacen únicamente con la dieta de croquetas.

El Ayuntamiento capitalino intenta contener esta marea a través del Centro de Control Canino, donde ingresan diariamente entre 10 y 15 perros. A pesar de que se realizan hasta 60 esterilizaciones por semana, la tasa de reproducción supera por mucho la capacidad de respuesta institucional. Por ello, la recomendación de las autoridades no es dejar de ayudar, sino hacerlo con responsabilidad: si se va a alimentar a un perro, es vital asegurar su esterilización y retirar el alimento sobrante para evitar que se descomponga o atraiga plagas.

La conclusión de los expertos es dura pero necesaria: un comedero sin supervisión sanitaria no es un acto de amor, sino un foco de infección. Los animales en la calle también pueden portar ectoparásitos como pulgas y garrapatas que transfieren enfermedades a los humanos, por lo que la caridad debe ir acompañada obligatoriamente de higiene y control médico.


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