Don Víctor, 38 años lustrando la historia de Zacatecas por $30.

Zacatecas, Zac.- En el Centro Histórico de Zacatecas, hay un sonido que se resiste a desaparecer: el traz-traz del trapo golpeando el cuero. Detrás del Jardín Independencia, entre el aroma a cera de abeja y aguarrás, encontramos a Don Víctor, un guardián del brillo que lleva casi cuatro décadas viendo pasar la historia de la ciudad desde su cajón de instrumentos.

Para muchos es solo limpiar zapatos, para Víctor Manuel Delgado Bonilla es un ritual que comenzó a los 10 años. Heredero de una tradición que le enseñó su abuelo, Don Víctor ha convertido este oficio en su vida durante los últimos 38 años. No importa si es lunes o domingo, desde las 8 de la mañana hasta que cae el sol, él está ahí, listo para transformar el polvo en espejo.

"Haga de cuenta que llegaban ellos de trabajar los domingos y me decían que si los boleaba y me daban propina, pues hasta me gustaba y ya cuando llegué aquí con ellos ya sabía, porque ellos ya me habían dicho cómo", recuerda sobre sus inicios.

Su "oficina" es pequeña y sus herramientas son variadas: cepillos de crin, brochas, trapos y tintas. El proceso es meticuloso, pero por solo $30 pesos, el cliente no solo se lleva unos zapatos renovados, sino también una buena plática, esa "terapia" urbana que solo un bolero sabe ofrecer.

Describe su proceso: "Empieza uno a cepillar, a limpiar, se lavan y ya se les pone si quieren tinta o grasa y se le vuelve a cepillar y dar trapo, se le vuelve a dar otra pasada de grasa, nuevamente cepillada y trapo y así mero".

Antes de dedicarse de lleno al cajón, su voz y sus manos operaban consolas de radio en medios de comunicación, pero en su silla de bolero, todos son iguales. Por sus manos han pasado desde el transeúnte diario hasta celebridades que buscan el mejor lustre de Zacatecas.

"Una vez hicimos un comercial para Monte de Piedad, Mark Tacher y nos dio muy buena propina, una vez también vino Espinoza Paz, Chuy Lizarraga a bolearse", cuenta con orgullo.

Sin embargo, los tiempos cambian. Los zapatos de vestir han sido reemplazados por los tenis, y la clientela ha disminuido. Aunque diciembre trae la esperanza de los turistas, Don Víctor nota cómo el oficio se apaga lentamente.

"Sí se ha bajado muchísimo, antes era más bueno, ya son otras épocas que ya está más solillo, más malo, por eso invitamos a toda la gente que se venga a bolear y aquí estamos del diario", dice, haciendo una invitación a mantener la tradición viva.

Don Víctor no solo limpia calzado; pule la identidad de un Zacatecas tradicional que se niega a perder su brillo.