El gobierno de Estados Unidos anunció este lunes la extensión por 90 días del plazo para imponer nuevos aranceles a una amplia gama de productos chinos, en un intento por dar margen a las negociaciones comerciales en curso con Pekín.
La medida que estaba prevista para entrar en vigor el 12 de agosto, afectaría a bienes por un valor estimado de 250 mil millones de dólares anuales. Con la prórroga, las tarifas no se aplicarán hasta mediados de noviembre, siempre que ambas partes mantengan avances en sus conversaciones.
En un comunicado, la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. (USTR, por sus siglas en inglés) señaló que la decisión busca "facilitar un entorno propicio para alcanzar un acuerdo equilibrado y duradero" que atienda las preocupaciones de Washington sobre subsidios industriales, transferencia forzada de tecnología y propiedad intelectual.
Como parte de la guerra comercial desatada por Trump, Estados Unidos llegó a imponer en abril pasado aranceles del 145 % a los productos chinos, mientras que China elevó al 125 % los suyos sobre las importaciones estadounidenses.
El republicano firmó el decreto apenas horas antes de la medianoche, cuando debía expirar la pausa en los aranceles para el gigante asiático.
China, por su parte, recibió el anuncio con cautela. El Ministerio de Comercio en Pekín expresó que la extensión es "un paso constructivo" pero reiteró que cualquier entendimiento "debe basarse en el respeto mutuo y la igualdad de condiciones".
Analistas señalan que la prórroga reduce temporalmente la presión sobre los mercados financieros y las cadenas globales de suministro, aunque advierten que la incertidumbre persiste mientras no haya un pacto definitivo.
El diferendo comercial entre ambas potencias se ha intensificado en los últimos años, con rondas de aranceles y contra-aranceles que han afectado a sectores clave como la tecnología, la agricultura y la manufactura.