Cada vez que abrimos la regadera durante 10 minutos, dejamos correr entre 150 y 200 litros de agua, volumen suficiente para cubrir las necesidades básicas de hidratación e higiene de una persona durante varios días en regiones con escasez severa
En un mundo donde el agua es un recurso limitado y esencial para la vida, este hábito cotidiano en México se vuelve un lujo insostenible.
El consumo doméstico mexicano supera ampliamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece un mínimo de 100 litros por persona al día para beber, cocinar e higiene básica.
En contraste, un mexicano promedio consume casi cuatro veces esa cantidad, lo que no solo agrava el estrés hídrico nacional, sino que también implica un costo económico y ambiental que pasa inadvertido en la rutina diaria
Consumo doméstico promedio: ¿cuánta agua usamos realmente?
De acuerdo con Conagua y ONU-Hábitat, en México el consumo promedio de agua por persona es de 380 litros diarios, de los cuales una parte importante se destina a la higiene personal: duchas, lavado de manos y uso de lavabo.
Un baño típico de 5 a 10 minutos puede gastar entre 75 y 200 litros, dependiendo del tipo de regadera instalada.
Las regaderas estándar descargan entre 15 y 20 litros por minuto, mientras que las eficientes reducen esa cifra a 9-15 litros por minuto.
Si alguien se ducha durante 8 minutos con una regadera de 15 litros por minuto, consumirá 120 litros en un solo baño.
A escala mensual, esto representa 3,600 litros (3.6 m³) y, en un año, hasta 43,800 litros por persona. Para una familia de cuatro integrantes, la cifra se multiplica a 175,200 litros anuales, volumen suficiente para llenar casi medio alberca olímpica.
En países europeos con políticas estrictas de ahorro, como Alemania o España, los consumos rondan entre 120 y 150 litros por persona al día, lo que demuestra que hábitos más eficientes sí son posibles
Comparación internacional: México, entre los que más gastan
Los datos globales reflejan con claridad el problema:
El contraste muestra que México consume hasta tres veces más agua que Alemania o España, lo que evidencia no solo diferencias culturales, sino también la falta de infraestructura eficiente y de conciencia ciudadana
El costo económico: lo que no vemos en la factura
El agua, además de ser vital, también tiene un precio.
Si una persona se baña a diario con un gasto promedio de 120 litros por ducha, eso equivale a 0.12 m³ de agua.
Considerando que el costo promedio en México ronda entre 10 y 20 pesos por metro cúbico (dependiendo del estado, subsidios y tarifas), cada baño cuesta aproximadamente 1 a 2 pesos.
Puede parecer poco, pero al escalarlo los números cambian:
En hogares de bajos ingresos, esta cifra se convierte en una carga significativa. A pesar de los subsidios, el agua tiene un costo fijo que golpea con mayor fuerza a quienes menos tienen.
En contraste, para familias de mayor poder adquisitivo el derroche pasa desapercibido, pero contribuye a la presión sobre los sistemas de abasto.
En comunidades marginadas, el contraste es aún mayor: mientras un hogar urbano paga entre 10 y 20 pesos por m³, familias rurales dependen de pipas que pueden costar hasta 60 pesos por m³, pagando más por menos y muchas veces con agua de menor calidad
El impacto ambiental: acuíferos bajo presión
El derroche de agua doméstica en México ocurre en un contexto de creciente estrés hídrico. Desde mediados del siglo XX, la disponibilidad per cápita se ha reducido en 64%, según Conagua.
Este fenómeno responde al crecimiento poblacional, la degradación de ecosistemas y el cambio climático, que altera los ciclos de lluvia y reduce la recarga de mantos acuíferos.
En ciudades como la Ciudad de México, el consumo excesivo acelera el riesgo de un "día cero" -momento en que el sistema de suministro podría colapsar por sobreexplotación y falta de recarga-.
Además, las fugas domésticas y en la red hidráulica representan hasta un 13% del desperdicio, lo que equivale a millones de metros cúbicos que nunca llegan al usuario final
Más allá del hogar: agricultura e industria
Si bien el consumo doméstico es alto, no es el único factor.
La agricultura e industria representan más del 70% del uso total de agua en México, pero el uso responsable en los hogares también es crucial.
Cada minuto adicional bajo la regadera no solo engorda la factura, sino que también contribuye al agotamiento de recursos hídricos que deberían garantizar el futuro de millones.
El agua es un recurso renovable, pero no infinito
En México, la cultura del derroche contrasta con la realidad de sequías prolongadas y acuíferos sobreexplotados. Reducir el tiempo de ducha, reparar fugas y optar por tecnologías eficientes puede parecer un gesto pequeño, pero multiplicado por millones de hogares, representa una diferencia significativa para el país.
La próxima vez que abras la regadera, piensa en estos números: 10 minutos equivalen a 200 litros, el consumo básico de una persona durante dos días enteros según la OMS.
Tu ducha no solo afecta tu recibo, también impacta el planeta y la vida de quienes dependen de un acceso limitado al agua