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Moverse en dos ruedas: opción de libertad o de necesidad
Movilidad

Moverse en dos ruedas: opción de libertad o de necesidad


Vas caminando por la calle cuando algo te llama la atención: una señora lleva a su hijo en la parte trasera de una moto eléctrica.


Va más lento que los autos que la rodean, pero avanza. En el alto, ves más: motos de repartidores, bicis cruzando en zigzag, scooters estacionados en la banqueta.


El paisaje urbano cambió... y casi no lo notamos


Motocicletas, bicicletas, motonetas y scooters están tomando las calles. En 2023, se registraron 7.8 millones de motos en circulación en México, un 15% más que el año anterior. Si sumamos las bicis y vehículos eléctricos ligeros, el fenómeno es todavía más grande.



Pero, ¿por qué cada vez más personas eligen moverse sobre dos ruedas? ¿Qué impulsa esta tendencia y qué implica para la ciudad, el ambiente y la vida cotidiana?



Economía al volante

Este crecimiento no es casualidad, sino respuesta directa a las circunstancias: gasolina cara, inflación persistente y empleo informal en aumento. Frente a eso, las dos ruedas son una salida práctica y económica.


El transporte público también ha encarecido. Hoy, un viaje en Guadalajara cuesta $9.50, cuando hace diez años era de $7. En Monterrey subió de $7.50 a $15. En Ciudad de México, el trolebús pasó de $2 a más de $7 u $8, según la distancia.


Frente a eso:

  • Una bicicleta básica cuesta desde $2,000.

  • Una moto eléctrica, desde $6,000.

  • Una moto tradicional ronda los $18,000.

  • Una scooter eléctrico se puede encontrar desde los $2,000.

  • Un auto de segunda mano, año 2012, difícilmente baja de los $100,000.



Y eso sin contar gasolina, seguros o mantenimiento

 


El motor del delivery

El delivery, es un servicio de reparto que con la popularidad de plataformas como Uber Eats, Rappi o DiDi Food también empujó el crecimiento.


En Monterrey, por ejemplo, el registro de motocicletas para reparto creció casi 20% entre 2021 y 2023.


A nivel nacional, desde 2011, las motos registradas para este tipo de trabajo aumentaron en más de 259%, reflejando cómo el delivery se volvió uno de los pilares de la economía informal -al menos hasta antes de las reformas que buscó regularlo.


Una historia con motor propio: Delia Lozoya y el scooter

No todo el que va sobre dos ruedas es joven, ciclista urbano o repartidor de plataforma. También están quienes, como Delia Josefina Lozoya Espinosa, encontraron en estos medios una solución práctica para moverse en una ciudad que no siempre piensa en todos.


Delia tiene 53 años y comenzó a usar el scooter eléctrico por una razón simple pero reveladora: la distancia entre su casa y el tren ligero. Aunque está acostumbrada a caminar y hacer ejercicio, recorrer siete largas cuadras para tomar el transporte público era poco práctico, y el camión tardaba demasiado.


Desde entonces, el scooter se convirtió en su medio principal para ir al trabajo. Lo valora por su comodidad, eficiencia y economía: evita rutas de camión saturadas, ahorra tiempo y dinero.



Pero moverse en scooter no ha sido fácil. Lo que más le frustra no es el tráfico, sino la falta de respeto generalizada en las calles



Dice que en la banqueta las personas no caminan derecho y se atraviesan sin mirar, mientras que en las ciclovías los motociclistas invaden, los peatones se detienen sin cuidado y no hay una cultura vial clara.


Paradójicamente, afirma que ha recibido más respeto de automovilistas que de motociclistas. "Tal vez porque ya estoy viejita o por ser mujer", bromea.


A pesar de todo, se siente segura. Ha aprendido a ser precavida y tiene claro que la clave está en la educación vial: no importa si manejas bici, moto o scooter, el respeto debería ser universal. Por eso, aunque sigue usando su scooter, ya está considerando cambiarlo por una bicicleta eléctrica con mejor batería.



Para Delia, subirse a un vehículo ligero no fue una elección de moda ni de conciencia ambiental, sino una respuesta lógica a un sistema que no siempre da opciones reales de movilidad



¿Qué dicen los datos?

  • En Ciudad de México, el uso de bicicletas aumentó 71% desde 2018.
  • En Guadalajara, creció 70% en bicis y 400% en motos hasta 2023.
  • En Monterrey, las motos crecieron 19.7%.


En 2024:

  • Se vendieron 1.4 millones de motocicletas, igualando la venta de autos.

  • Se vendieron casi 800 mil bicicletas.

  • Se vendieron 4,120 motos eléctricas, según el Salón Internacional de la Motocicleta México (SIMM).



Las motos eléctricas destacan por su costo de recarga (6-8 pesos) y autonomía de 60 a 80 km. Además, su mantenimiento puede ser hasta 80% más barato: no necesitan aceites ni filtros



Entre libertad y desigualdad

Las bicicletas y motos ofrecen movilidad accesible y flexible. Pero también revelan algo más profundo: una brecha económica. Para muchos, subirse a una bici o una moto no es una elección estética o ambiental, sino una necesidad.


En zonas rurales, las bicis dominan trayectos cortos. En las ciudades, son símbolo de eficiencia... o precariedad. Para las mujeres, la moto también representa seguridad y empoderamiento, aunque siguen enfrentando estigmas.


Según datos recientes:

  • Solo el 9% de los mexicanos usa la bici como transporte regular.

  • El 68% considera que andar en bici es inseguro.

  • El 70% cree que los ciclistas no respetan las normas de tránsito.



Los motociclistas, por su parte, enfrentan percepciones de peligrosidad y rechazo

 


¿Futuro sostenible o caos urbano?

Las bicicletas son aliadas del ambiente, sí. Pero el crecimiento descontrolado de motos de combustión plantea retos serios: más emisiones, más accidentes, más conflictos viales.


Al final, el auge de los vehículos ligeros no solo transforma la movilidad. También revela qué tan (in)justo es el acceso al transporte digno en México.


Subirse a dos ruedas puede ser libertad, rebeldía o mera sobrevivencia. Y aunque el pedal y el motor aligeran trayectos, también cargan con el peso de decisiones políticas, económicas y culturales.



Lo que queda claro es que el futuro -como el tráfico- ya llegó. La pregunta es: ¿vamos a adaptarnos, regular y cuidar este cambio? ¿O vamos a dejarlo circular en automático? 


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