La ley que regula los alimentos en las escuelas fue pensada para reducir el sobrepeso infantil al limitar la venta de comida chatarra dentro de los planteles, sin embargo, desde su implementación, se ha observado un aumento en las malas dietas entre niños y mayormente adolescentes.
Si bien ya no se pueden comprar productos chatarra dentro de la escuela, muchos estudiantes los consumen fuera o los llevan desde casa, a esto se le suman las loncheras caseras, que lejos de ser más saludables, suelen incluir panes procesados, jugos con exceso de azúcar y botanas empacadas, por otro lado, hay jóvenes que prefieren dejar de comer o limitar sus alimentos, ambos lados de la moneda se ven afectados por la mala educación alimenticia en el hogar.
A esto se suma el mal uso de internet, pues plataformas como Tiktok y Youtube están llenas de retos virales que promueven el consumo excesivo de dulces, frituras y bebidas energéticas. Influencers sin formación nutricional recomiendan platillos fáciles que poco tienen de saludables, y muchos jóvenes siguen estos consejos sin cuestionarlos o consultarlos.
Aunque la ley escolar fue un paso necesario, no es suficiente, se necesita una estrategia para mejorar la educación nutricional en casa, en la escuela y también en el entorno digital, de lo contrario, la mala alimentación seguirá creciendo, pero ahora disfrazada de contenido viral y enfermedades.