La movilidad en Zamora enfrenta un deterioro constante debido a la falta de conciencia vial entre conductores, motociclistas y peatones. Las calles de la ciudad muestran diariamente escenas que reflejan la ausencia de respeto por las normas de tránsito: motocicletas que se cuelan entre carriles, automóviles y motos que invaden la ciclovía, peatones que cruzan los semáforos sin atender la luz roja. Estas prácticas, normalizadas en la rutina urbana, generan un ambiente de riesgo y desorden que afecta a toda la población.
La ciclovía, concebida como un espacio seguro para quienes optan por transportarse en bicicleta, ha sido convertida en un carril más por automóviles y motocicletas. La invasión constante de este espacio no solo vulnera la seguridad de los ciclistas, sino que también anula el propósito de fomentar alternativas de movilidad sustentable. A ello se suma la falta de respeto hacia los peatones, quienes deben sortear vehículos estacionados en lugares indebidos o circular entre el tráfico para llegar a su destino.
El problema alcanza su punto más crítico a las ocho de la noche, cuando concluyen las clases en la secundaria "Trabajadores". En ese horario, la zona se convierte en un estacionamiento improvisado de motocicletas que ocupan la parada destinada al transporte público. Los camiones, impedidos de detenerse en el lugar correspondiente, deben maniobrar en condiciones adversas, lo que afecta directamente a los usuarios del servicio. La presencia de automóviles estacionados en doble fila agrava la situación, generando embotellamientos y aumentando el riesgo de accidentes.
La ausencia de agentes de tránsito en estos puntos es un factor determinante. Sin supervisión, las conductas irregulares se repiten y se consolidan como parte de la dinámica urbana. La falta de autoridad no solo permite el desorden, sino que transmite un mensaje de impunidad que desalienta el respeto a las normas. La ciudadanía se enfrenta así a un escenario de caos vial que compromete la seguridad y la calidad de vida.
La situación exige medidas inmediatas. La educación vial también debe ser reforzada, para que peatones, motociclistas y automovilistas comprendan la importancia de respetar las normas. Zamora requiere un esfuerzo conjunto entre autoridades y sociedad para restablecer el orden en sus calles y garantizar condiciones seguras de movilidad. La falta de conciencia vial no puede seguir siendo tolerada como parte de la rutina: es un problema que demanda atención urgente.