Carlos Mendoza: la guitarra como oficio vivo
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Carlos Mendoza: la guitarra como oficio vivo

Por: Blanca Rosa Alvarez Valencia
Zamora/La Piedad
Fecha: 30-10-2025

En la esquina de Morelos y Colón, donde el ruido urbano se mezcla con pasos apresurados, Carlos Mendoza ofrece algo distinto: música. No como espectáculo, sino como oficio. Lleva más de 15 años tocando la guitarra en Zamora, y desde hace unos cuantos, lo hace en la vía pública, donde el repertorio se decide al ritmo de la gente.

"Hay que estar de acuerdo con la gente", dice. Por eso toca de todo: boleros, rancheras, música clásica. No por moda, sino por necesidad. "La gente no escucha lo mismo, hay que hacerse notar", explica.

Carlos estudió música en el Conservatorio de las Rosas en Morelia. Se graduó en 1984, pero abandonó el oficio por falta de oportunidades. Años después, sin empleo, volvió a las partituras. En 2010 retomó la música, esta vez con la guitarra, más práctica que el piano. 

No se considera músico nato. No toca de oído, pero sí de conocimiento. Si ve la partitura, puede interpretar la obra, actualmente en las canciones de ahora se es difícil conseguir una partitura aunque hay otras maneras de leerlas reconoce que muchas versiones no son fieles. Por eso busca partituras de piano, las adapta a la guitarra y las hace suyas.

Su éxito, dice, se debe a que no se cierra a estilos ni géneros. No comparte la filosofía clásica de imponer. Cuando jóvenes se le acercan para aprender, les enseña lo que quieren tocar. "La idea es que se vayan felices", afirma. Cree que imponer decepciona, y que la música debe acompañar, no frustrar.

Carlos también reflexiona sobre el lugar de la música en la sociedad. "Hoy se cree que un músico no llega tan lejos como un cirujano o ingeniero. Se relaciona con vicios, pero la música es todo lo contrario: ambienta la vida, acompaña, narra".

Recuerda que la música tuvo usos exclusivos en el clero, en la religión, y que hoy es una forma de expresión. "Un corrido narrativo es una crónica cantada", dice.

Aconseja a padres y madres que dejen a sus hijos explorar la música, aunque sea por curiosidad. "Si alguien tiene talento, que lo desarrolle. No sabemos hasta dónde puede llegar".

Carlos defiende la música como carrera, como forma de vida. "¿Por qué hay mala música? Porque no hay buenos músicos. Hay que dejar que se desarrollen. Si alguien resentido expresa su sentir en una obra, el entorno lo va a resentir también".

Quien quiera aprender, puede encontrarlo en la esquina, guitarra en mano, dispuesto a compartir lo que sabe. Porque para Carlos, la música no es solo arte: es oficio, es camino, es resistencia.

También lanza una reflexión: "La música está desvirtuada. Se cree que no vale como carrera, que no llega lejos. Pero la música ambienta la vida, narra lo que somos".

Carlos sigue tocando, enseñando y defendiendo la música como oficio digno. Quien quiera aprender, puede encontrarlo en la esquina, guitarra en mano, dispuesto a compartir lo que sabe.

La pregunta del millón, ¿cómo hizo para tocar como lo hace ahora? "El hambre hace milagros", dice con una sonrisa.



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