Del 13 al 17 de noviembre se llevó a cabo una nueva edición del Buen Fin, campaña comercial impulsada desde 2011 por el sector público y privado con el objetivo de dinamizar la economía nacional. Inspirada en el "Black Friday" de Estados Unidos, esta iniciativa se vincula a las fechas conmemorativas de la Revolución Mexicana y busca ofrecer descuentos atractivos en tiendas físicas y digitales.
A pesar de las expectativas generadas, este año varios consumidores de Jacona y Zamora expresaron su descontento ante lo que consideraron una edición con promociones limitadas y precios poco competitivos. "Solo hubo descuentos en juguetes", comentó un padre de familia que logró adquirir algunos productos a mitad de precio. Sin embargo, otros artículos como electrodomésticos apenas ofrecían un 10% de descuento, generalmente condicionado a pagos a meses sin intereses.

Una ama de casa que monitoreó precios de refrigeradores durante semanas señaló que "inflaron los precios antes del Buen Fin", estrategia que también fue observada por otros compradores al revisar artículos como microondas. "No todas las tiendas aplicaron precios justos", añadió.
La percepción general fue que los descuentos fueron menores en comparación con ediciones anteriores. "Otros años era más fácil adquirir con mejores descuentos", comentó otro consumidor, quien recordó haber encontrado rebajas más significativas en temporadas pasadas.
Además de la limitada oferta, varios ciudadanos señalaron prácticas que consideran engañosas, como el aumento previo de precios para simular descuentos durante la campaña. Esta situación ha generado llamados a una mayor regulación y transparencia por parte de las autoridades y comercios participantes.
Aunque el Buen Fin sigue siendo una oportunidad para adquirir productos, la experiencia de este año dejó en evidencia la necesidad de fortalecer la confianza del consumidor y garantizar que las promociones realmente representen un beneficio económico.
