Crédito, informalidad y sobrevivencia: la economía invisible

La economía de Jacona se construye día a día en espacios que rara vez son reconocidos por las instituciones. Más allá de los indicadores oficiales, la población recurre a mecanismos informales para sostener su vida cotidiana, en un entorno marcado por la falta de acceso al crédito formal y la precariedad laboral.

El crédito es un ejemplo claro. Los bancos y financieras establecen requisitos que excluyen a gran parte de los habitantes: comprobantes de ingresos, historial crediticio y garantías que pocos pueden ofrecer. En respuesta, se multiplican alternativas informales como tandas, préstamos entre conocidos o créditos otorgados por pequeños comercios. Estos esquemas permiten cubrir necesidades inmediatas ?desde gastos médicos hasta insumos escolares?, pero también generan dependencia y, en ocasiones, endeudamiento con tasas implícitas más altas que las del sistema formal.

José Juan, albañil de 52 años, ha encontrado en las tandas una forma viable de ahorro y apoyo. "La documentación es mucha y piden demasiados requisitos. En las tandas no nos piden papeles, es un mecanismo de ahorro y apoyo entre compañeros de trabajo", comenta. Su experiencia refleja cómo la confianza entre colegas sustituye a la burocracia bancaria y se convierte en un recurso de sobrevivencia.

La informalidad laboral constituye otro eje. Una gran proporción de trabajadores se desempeña sin contrato ni seguridad social, en actividades como la venta ambulante, el trabajo agrícola eventual, la albañilería o los servicios domésticos. Esta condición precariza ingresos y limita derechos, pero representa la única opción de subsistencia para miles de familias. La ausencia de empleo formal estable obliga a aceptar condiciones flexibles, con ingresos variables y sin protección frente a enfermedad o vejez.

Laura, estilista de 34 años, enfrentó la urgencia de conseguir dinero para la operación de su madre. "No podía esperar a que un banco me aprobara, busqué otras opciones rápidas", relata. Su caso evidencia cómo las emergencias de salud obligan a recurrir a mecanismos informales, donde la rapidez pesa más que la seguridad.

La sobrevivencia se articula en estrategias comunitarias. Redes de apoyo vecinal, trueque de servicios y microemprendimientos familiares permiten resistir crisis recurrentes, desde la inflación hasta la escasez de empleo. Estas prácticas, invisibles para las estadísticas, sostienen la economía local y muestran la capacidad de adaptación de la población frente a un entorno adverso.

La economía invisible de Jacona plantea un desafío para las políticas públicas. Mientras los programas oficiales insisten en la formalización y el acceso regulado al crédito, la realidad evidencia que la informalidad y los mecanismos alternativos son los que garantizan la continuidad de la vida cotidiana. Reconocer esta dinámica es indispensable para diseñar estrategias de inclusión financiera y laboral que respondan a las condiciones reales de la población.