La enfermedad del dengue, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, suele subestimarse, pero puede presentar complicaciones graves si no se detecta y atiende a tiempo. Existen tres tipos principales de dengue, cada uno con síntomas y niveles de riesgo distintos. Aquí te explicamos cómo identificarlos y qué hacer ante cada caso.
Dengue no complicado: este tipo es el más común, pero no por ello menos molesto. Los síntomas incluyen: Fiebre alta repentina, dolor en la nuca, malestares gástricos como vómito, dolor de garganta, y algunos síntomas respiratorios leves. Aunque no representa un riesgo grave, es importante mantenerse hidratado, evitar automedicarse y acudir al médico para confirmar el diagnóstico.
Dengue con signos de alerta: En esta fase, el cuerpo comienza a mostrar señales de complicación. Los síntomas pueden incluir, sangrados leves (encías, nariz), moretones espontáneos o hematomas en la piel, dolor abdominal intenso, este tipo requiere atención médica inmediata, ya que puede evolucionar hacia una forma más grave si no se trata adecuadamente.
Y por último el Dengue grave: Esta es la forma más peligrosa de la enfermedad y requiere hospitalización urgente. Se caracteriza por: sangrados abundantes, descenso crítico de plaquetas, vulnerabilidad extrema del sistema inmunológico, el monitoreo constante es vital, ya que el paciente puede presentar complicaciones como shock o daño en órganos vitales.
Este padecimiento también es conocido como El Quebrantahuesos y es importante tomarlo en serio ya que incapacita a la persona porque suele durar entre 7 y 10 días, aunque la recuperación completa puede extenderse dependiendo del tipo y la respuesta del cuerpo. En casos graves, el seguimiento médico puede prolongarse por semanas, por esta razón piden tomar precauciones todo el año.