Cada 15 de mayo, en diferentes comunidades de México se celebra a San Isidro Labrador, patrón de los agricultores, quien fue un humilde campesino madrileño del siglo doce, un hombre de profunda fe, el cual antes de iniciar su jornada de trabajo, asistía a misa diariamente, se decía que a pesar de siempre empezar una hora tarde a trabajar, su dedicación y cuidado a la hora de cultivar generaban buenas siembras, esto lo convirtió en símbolo del esfuerzo, la humildad y la esperanza del campo.
Si bien esta celebración tiene su origen en Madrid, a lo largo de los años se extendió a comunidades de México, donde los agricultores rezan por la protección de los cultivos y la regulación del clima, para así realizar su trabajo sin contratiempos, con condiciones meteorológicas adecuadas, y para que los frutos sean abundantes.
Y como no puede faltar en México, para celebrar este día y el inicio de las siembras, la imagen del santo es llevada en procesión, adornada con espigas, flores y frutos, la gente viste con trajes típicos, los niños corren entre música de banda, y no falta el pan, el atole, ni el jaripeo, porque en estos pueblos, donde el trabajo del campo aún lo es todo, San Isidro sigue siendo guía, protector y como no, motivo de fiesta.