En Jacona, los días festivos no solo son motivo de celebración cívica y cultural, también representan un respiro económico para los comerciantes de la zona centro. La concentración de personas en torno a los desfiles y actividades conmemorativas genera un ambiente propicio para la venta de alimentos y bebidas, convirtiéndose en una tradición paralela que beneficia a decenas de familias.
La plaza principal es uno de los puntos más concurridos. Allí, una comerciante de tortas relata que su jornada comienza desde las 7:30 de la mañana, preparando el puesto para recibir a los asistentes. "Los muchachos salen con hambre, sedientos, y la misma gente que los ve también se antoja", explica mientras acomoda los ingredientes. Su testimonio refleja la expectativa que se genera en torno a estas fechas, donde el flujo de clientes se multiplica.

La preparación anticipada es clave. Comerciantes de distintos giros madrugan para tener listos sus productos. Un ejemplo es el de un padre y su hijo que se dedican a la venta de sandía. A las 7:00 ya están seleccionando la fruta más fresca, cortando limón y preparando la sal. Para las 8:30, su puesto está instalado y varias bolsas de sandía listas "para que se le antoje a los que pasan", comentan entre risas. La estrategia busca captar la atención inmediata de quienes circulan por la plaza.
El movimiento comercial no se limita a la plaza. Por la calle Álvaro Obregón, a un costado del templo de San Agustín, los comerciantes instalan sus puestos desde antes de las 7:00 de la mañana. La escena recuerda a un domingo de tianguis, con la calle llena de aromas, colores y voces que invitan a probar los productos. Este corredor se convierte en un punto de encuentro donde la tradición cívica se entrelaza con la dinámica económica popular.
Este esfuerzo cotidiano revela la importancia de las fechas festivas como motor económico. Los comerciantes no solo ofrecen productos, también forman parte de la experiencia comunitaria que acompaña a los desfiles. La venta de alimentos se convierte en un complemento de la celebración, generando un círculo de consumo que fortalece la economía local.
Más allá de la anécdota, los días festivos en Jacona muestran cómo la cultura y la economía popular se entrelazan. Para las familias que dependen de estos ingresos, cada fecha conmemorativa es una oportunidad de sostener su economía y reafirmar su presencia en el espacio público. Así, la tradición cívica se acompaña de otra tradición: la de los comerciantes que, con esfuerzo y creatividad, convierten la fiesta en sustento.
