El deterioro ambiental deja fuerte impacto en la economía mexicana

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó este 1 de diciembre de 2025 un nuevo resumen de las Cuentas Económicas y Ecológicas de México (CEEM) 2024, un informe que revela con precisión cuánto cuesta realmente el crecimiento económico cuando se descuenta el desgaste ambiental que deja atrás.

El documento, que cada año muestra la relación entre economía y naturaleza, vuelve a poner sobre la mesa una realidad incómoda: el desarrollo del país sigue generando una factura ecológica enorme. 

Uno de los datos más importantes es el Producto Interno Neto Ecológico (PINE), un indicador que ajusta el PIB restando tanto el consumo de capital fijo como los costos ambientales. En 2024, este valor llegó a 25.7 billones de pesos, equivalente al 76.6% del PIB a precios de mercado. 

En términos simples, esto significa que, al considerar el daño ambiental, el tamaño real de la economía es mucho más pequeño del que suele presentarse. Los sectores que más contribuyeron al PINE fueron Comercio, Otros servicios e Industrias manufactureras, actividades que mantienen el movimiento económico, pero también su impacto ecológico. 

El informe señala además que los Costos Totales por Agotamiento y Degradación Ambiental (CTADA) sumaron poco más de 1.38 billones de pesos en 2024. Esta cifra equivale al 4.1% del PIB, una reducción importante respecto a 2003, cuando representaban el 6%. De esta cantidad, la mayor parte provino de la degradación ambiental, con un peso de 3.7% del PIB, mientras que el agotamiento de recursos naturales aportó 0.4%. Aunque hoy representan una proporción menor, estos costos siguen mostrando que el deterioro del entorno avanza más rápido de lo que se recupera. 

Dentro de la degradación, el componente más costoso fueron las emisiones al aire, que alcanzaron un impacto de 2.5% del PIB, equivalente a 832 mil 799.4 millones de pesos. 

Este deterioro se relaciona principalmente con la contaminación en zonas urbanas e industriales, donde el aire se vuelve cada vez más difícil de respirar. Le siguió la degradación del suelo, con un impacto de 0.6%, una señal de alerta ligada al uso intensivo de tierras agrícolas, la deforestación y prácticas que deterioran la fertilidad del terreno. 

En cuanto al agotamiento de recursos naturales, los hidrocarburos fueron el factor dominante. Su extracción constante está reduciendo la disponibilidad futura de estos recursos, un desgaste acumulado que refleja el paso de décadas de explotación petrolera y gasífera. 

El informe también destaca los Gastos en Protección Ambiental (GPA) del sector público, que en 2024 ascendieron a 232,882 millones de pesos, equivalentes al 0.7% del PIB, una proporción similar a la del año anterior. De esta inversión, 32.2% se destinó a la protección del aire, ambiente y clima; mientras que 20.8% se dirigió a la gestión de recursos hídricos, desde el tratamiento de agua hasta el mantenimiento de cuencas y sistemas de abastecimiento. 

Las CEEM detallan todas las erogaciones del sector público para prevenir, reducir y controlar la contaminación, además de los esfuerzos para conservar los recursos naturales. 

La metodología completa y el informe íntegro pueden consultarse en el portal del INEGI, donde se explica paso a paso cómo se mide el impacto ecológico de la economía mexicana y por qué estos indicadores son clave para entender el futuro ambiental del país.