Los más de 12 kilómetros del río Lerma que atraviesan el municipio de La Piedad enfrentan un serio problema ambiental: la invasión del lirio acuático. Esta especie, considerada un invasor hídrico flotante, se caracteriza por su rápida proliferación y gran capacidad de adaptación, lo que la vuelve de difícil manejo.
María de la Luz Merino Solís, Investigadora del COLMICH La Piedad, explicó que el lirio obstruye el flujo del agua, limita la oxigenación, afecta a la fauna acuática y representa un reto para las comunidades que dependen de este afluente.
"El lirio en el Lerma no es el problema, es la consecuencia".
Ante este panorama, la especialista tachó de buena propuesta los proyectos que han surgido desde la Presidencia de México para atender la problemática. Sin embargo, advirtió que lo principal es atacar el problema desde su raíz: la contaminación. Mientras las descargas de aguas residuales y la falta de saneamiento persistan, el lirio seguirá encontrando condiciones ideales para expandirse.
La investigadora señaló que el control del lirio no puede limitarse al retiro manual o mecánico, pues su reproducción lo hace reaparecer rápidamente. Por ello, insistió en la necesidad de implementar estrategias integrales, con la participación de autoridades, instituciones de investigación y la ciudadanía.
"El futuro del Lerma depende de limpiar sus aguas, no solo de retirar lirio".
La urgencia radica en combatir la contaminación como origen del problema y dar seguimiento real a los proyectos de saneamiento, para que el Lerma recupere su equilibrio ecológico y las comunidades ribereñas tengan una mejor calidad de vida.