Los gallos y las gallinas son aves ampliamente presentes en zonas rurales y semiurbanas, valoradas tanto por su aportación alimenticia como por su papel en la economía familiar, a pesar de su cercanía con el ser humano, requieren cuidados específicos para garantizar su bienestar.
Deben mantenerse en un espacio limpio, seco y seguro, con buena ventilación y resguardo ante cambios de clima o presencia de depredadores, su alimentación debe ser balanceada, complementada con granos, vegetales y acceso constante a agua limpia., la higiene en el gallinero es fundamental para prevenir enfermedades y parásitos.
Estas aves atraviesan un proceso natural llamado muda de plumas, que ocurre al menos una vez al año, durante esta etapa, dejan de poner huevos temporalmente y requieren una dieta más rica en proteínas para facilitar la regeneración del plumaje y mantener su salud.
En algunas prácticas de manejo, se realiza el recorte de cresta en gallos, no solo para evitar lesiones e infecciones en climas fríos, sino también para prevenir que la cresta les cubra o golpee los ojos, lo que puede ocasionar ceguera parcial o total si no se atiende a tiempo, asimismo, los espolones, estructuras óseas afiladas en las patas de los machos, se recortan o liman para evitar que causen daños a otras aves, ya que son utilizados en enfrentamientos por jerarquía o territorio.
Los gallos y gallinas mantienen una estructura social jerárquica conocida como "orden de picoteo", donde cada ave reconoce su posición dentro del grupo. Esta jerarquía determina el acceso a la comida, el descanso y el espacio, y suele establecerse mediante confrontaciones, sobre todo entre gallos. El respeto a esta organización es clave para evitar peleas constantes y garantizar la convivencia dentro del gallinero.
Entre las enfermedades más frecuentes se encuentran la enfermedad de Newcastle, que afecta los sistemas respiratorio y nervioso; la bronquitis infecciosa, que disminuye la producción de huevos; y la coccidiosis, una infección intestinal que provoca diarrea, pérdida de peso y debilidad. También son susceptibles a infestaciones por ácaros y piojos.
Un manejo responsable y preventivo permite asegurar la salud de estas aves, mejorando su calidad de vida y la de quienes conviven con ellas.