Con más de 76 millones de jugadores activos, México se consolida como el décimo mercado de videojuegos más grande del mundo y el primero en América Latina. El país genera más de 2,300 millones de dólares al año en ingresos por gaming, y el jugador promedio invierte $5,500 pesos anuales, superando otras industrias del entretenimiento.
Pero este crecimiento enfrenta una nueva amenaza: el impuesto del 8% a videojuegos violentos, propuesto en el Paquete Económico 2026. La medida busca regular el contenido digital, pero ha generado preocupación entre desarrolladores, jugadores y expertos.
¿Qué implicaría este impuesto?
Encarecimiento inmediato de títulos populares, tanto físicos como digitales.
Afectación directa a estudios independientes mexicanos, que dependen de la venta local para sostener sus proyectos.
Reducción en la competitividad frente a franquicias internacionales que no enfrentan esta carga en otros países.
Debate sobre censura y clasificación, ya que no está claro cómo se definirá "contenido violento".
¿Qué impulsa el mercado gamer?
Gaming en la nube: Plataformas como Xbox Cloud y GeForce Now permiten jugar sin consola, solo con conexión a internet.
Red 5G: Mejora la velocidad, reduce la latencia y permite experiencias inmersivas como realidad aumentada y virtual.
Smartphones: Más del 80% de los gamers mexicanos juegan desde el celular.
Videojuegos independientes: Estudios como Lienzo, Navegante y Mecha Studios ganan terreno con propuestas creativas y narrativas locales.
Este impuesto podría frenar una industria que no solo genera ingresos, sino también talento, innovación y cultura digital. La comunidad gamer ya se organiza para exigir claridad y defender el desarrollo nacional.