El testimonio de una paciente atendida en el Centro Integral de Salud Mental (Cisame) desde junio de 2023 permite dimensionar la importancia de este espacio en la atención psicológica y psiquiátrica de la población. La entrevistada reconoce que aún existe un fuerte estigma social hacia quienes requieren apoyo en salud mental, especialmente para quienes no cuentan con recursos suficientes para costear servicios privados. En su experiencia, Cisame se ha convertido en una alternativa viable frente a los altos costos externos: una consulta con psiquiatra supera los mil pesos, con psicólogo ronda los 500, y los medicamentos más accesibles alcanzan los 700 pesos mensuales. Se trata de gastos constantes que, en muchos casos, resultan imposibles de sostener.
La paciente relata que sus citas con la psicóloga iniciaron de manera semanal, aunque con el tiempo se han espaciado debido a la creciente demanda. Actualmente, el centro cuenta con una psiquiatra en turno matutino y otra en vespertino, además de servicio de emergencias por la noche. Reconoce que la saturación ha obligado a ampliar los intervalos entre consultas, pero destaca que existe seguimiento y continuidad en los tratamientos, lo que le ha permitido avanzar en su proceso.
Respecto al ingreso, explica que el papeleo inicial suele ser prolongado, pues requiere presentar documentación y pasar por entrevistas con médico general y trabajadora social. Estas profesionales evalúan la situación económica y canalizan al paciente con el especialista correspondiente. A pesar de ello, la entrevistada califica al personal como profesional y con actitud de ayuda. Además, Cisame ofrece planes alimenticios que buscan optimizar la función cerebral, regular neurotransmisores y mejorar la conexión entre intestino y cerebro, lo que complementa la atención médica.
La paciente ha acudido a otras instituciones sin obtener resultados positivos, lo que refuerza su valoración hacia Cisame. Subraya también la accesibilidad geográfica del centro, ubicado en un punto donde confluyen diversas rutas de transporte, lo que facilita la llegada de pacientes de distintas localidades. Ha observado que el servicio atiende incluso a niños desde los siete años, lo que refleja la amplitud de su cobertura.
Respecto a la medicación, señala que el proceso es de prueba y error. Apenas hace seis meses logró alcanzar una estabilidad completa, tras ajustes constantes en su tratamiento. Reconoce que los procesos son largos y requieren paciencia, pues no existen soluciones inmediatas. La entrevistada insiste en que los resultados dependen no solo de la medicación, sino también del estilo de vida de cada paciente.
Su testimonio evidencia tanto las exigencias como los aportes de Cisame: un espacio saturado por la demanda, pero que ofrece atención integral y seguimiento, convirtiéndose en una opción fundamental para quienes buscan apoyo en salud mental sin recurrir a servicios privados inaccesibles.